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Para PepsiCo México estos últimos años de operación han significado un reto mayúsculo, pues se ha tenido que subir al tren de los productos más saludables, bajos en grasas y azúcares
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Para PepsiCo México estos últimos años de operación han significado un reto mayúsculo, pues se ha tenido que subir al tren de los productos más saludables, bajos en grasas y azúcares. Ha ampliado su catálogo de productos como barras y galletas integrales, productos para untar, cereales con avena, jugos, tés y refrescos bajos en calorías, así como bebidas hidratantes.

Parte del objetivo de poner a dieta a su portafolio de productos ha obedecido a la demanda de la sociedad, a permanecer en el gusto del público y, por supuesto, para abonar ganancias a sus cuentas de banco. Además esta multinacional, al igual que otras empresas de su ramo, tiene la difícil y titánica tarea de lidiar con la imposición por parte del Gobierno mexicano de nuevos impuestos a sus productos.

Nuestro país ocupa el segundo lugar su mejor mercado para vender sus productos sólo por debajo de Estados Unidos.

Por lo que a corto plazo tiene metas muy concretas, como tener productos con un máximo de 100 calorías por porción y que la grasa saturada no supere el valor de 1.1 gramos por cada 100 calorías.

Además la apuesta agresiva por la industria del agro, cosechar, procesar y hacerlos sabrosos. Esto deja en claro el gran consumo que tienen de cosechas de papa, maíz, trigo, avena y cacahuate, entre otros, que ayudan al desarrollo del campo mexicano.

Por otro lado, desarrollan nueva tecnología para sus procesos de producción incluyendo insumos más benéficos.

Sin embargo, aunque PepsiCo México aporta ingresos a los estados financieros de la compañía global en más de 3 mil 995 millones de dólares, sigue estando por debajo de las metas trazadas y no se ha visto un repunte importante al corto plazo. Existe una agresiva apuesta por imponer a sus productos el sello de saludables, hecho que les permite mantener y elevar sus ventas en el nivel deseado.

Algunos señalan que por más saludable que pueda presentarse un producto de este tipo al salir a la venta, nunca podrán competir con los alimentos frescos y nutritivos por naturaleza, incluso algunos creen que no es posible que ofrezcan beneficios a la salud aunque así estén marcados en su envoltura.

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