PULSO FINANCIERO

 

La principal barrera financiera que hay en México para “no” ser Venezuela son las grandes inversiones americanas que hay en nuestro país en el ramo automotriz y en la industria de los electrodomésticos


Marcelo Lara

En mi opinión, la principal barrera financiera que hay en México para “no” ser Venezuela son las grandes inversiones americanas que hay en nuestro país en el ramo automotriz y en la industria de los electrodomésticos, las cuales soportan la mayoría de los empleos de los mexicanos.

Las formas en las finanzas también son muy importantes; geográficamente somos vecinos del país más poderoso del mundo y no nada más en lo económico; de alguna manera sin interferir en nuestra soberanía nacional Estados Unidos no permitiría tener un vecino con sobresaltos políticos al punto de pensar en un régimen como el de Venezuela.

Las cámaras empresariales en México son poderosas y robustas, y tampoco permitirán un rumbo que vaya mermando la vida económica de sus negocios. Otro punto son las universidades públicas y privadas que tenemos en nuestro país y que algunas figuran a nivel mundial; esto te permite generar una presión académica sobre un régimen dictatorial que se pudiera empezar a dar.

El ánimo es mayúsculo y las expectativas son muy altas.

En el tema financiero, la gente quiere ganar más, completar más holgadamente, construir un patrimonio y eso generará mucha presión social. En seis años es complicado cambiar de fondo las finanzas de las familias en México.

Se opta mucho por bajar la corrupción y generar liquidez a través de este fenómeno; pero la pregunta es: ¿cómo se medirá este índice o cómo se va cuantificar y para cuánto alcanzará una vez que se esté combatiendo?; quizá no sean tan representativo como parece. Ahora bien, encontramos tres tipos de corrupción en México: la gubernamental, la empresarial y la ciudadana, se ocupa un plan integral para verdaderamente combatir estas tres.

Bajar la gasolina puede ser un tema de finanzas cotidianas que se convierta en un fantasma para el nuevo presidente, que lo acompañe a lo largo de su mandato, donde quizá ni su secretario de Hacienda se lo pueda quitar de encima.