Pulso Financiero

 

La razón de este éxito y de la expansión de los mexicanos en Estados Unidos y en particular en Nueva York, obedece a un patrón familiar de negocio que van adoptando de generación en generación


Marcelo Lara

Prueba del claro poderío de Estados Unidos es la ciudad de Nueva York, la ciudad cosmopolita de los rascacielos, el turismo, la moda, el glamour e históricamente conocida como la capital financiera del mundo. En esta ciudad la oferta gastronómica es una fantasía culinaria, prácticamente tiene cocinas y platillos de la mayoría de los países de este mundo.

Cadenas exclusivas de restaurantes, franquicias de comida rápida, ambulantes, entre muchas otras opciones son las que están en la ciudad y que ahora mismo son ya un bastión muy importante en la economía de la ciudad.

Los mexicanos no podían faltar en este arte culinario y en el negocio del mismo. Un tema que llama mucho la atención en Nueva York, en la Unión Americana y en nuestro país es el exitoso posicionamiento de negocios de comida mexicana llevada de la mano de los empresarios mexicanos en su carácter de inmigrantes o ciudadanos. Cabe resaltar que estos constituyen 28 por ciento de los empresarios establecidos en la gran manzana en negocios de comida frente a 16 por ciento de estadounidenses.

La razón de este éxito y de la expansión de los mexicanos en Estados Unidos y en particular en Nueva York, obedece a un patrón familiar de negocio que van adoptando de generación en generación, a su nivel de emprendimiento y a la visión financiera, pues son más propensos a crear negocios a razón de 15 por ciento más que los mismos norteamericanos.

Cabe resaltar que en la década de los 90 la presencia de inmigrantes mexicanos en Nueva York se incrementó potencialmente y casi todos ellos, según los datos históricos de la ciudad, empezaron vendiendo en las calles la comida típica azteca. Con la legalización de 1986 mucha gente pudo sacar créditos bancarios para rentar o comprar locales y establecer sus propios negocios de comida.

Variedad, sabores y sofisticación de la comida mexicana también son otro activo de estos negocios, algo que no pueden copiar los norteamericanos.

Además, el mexicano apoya a sus connacionales dando empleo y así desarrollar sus finanzas personales.

Sin omitir que los hispanos contribuyen en buena medida con el fisco americano así como en elevar el poder de consumo diario.