Me queda claro que la empresa General Motors representa para Coahuila una de sus principales fuentes de empleo con casi cuatro mil trabajadores que históricamente ha sostenido la rama automotriz del mismo. Me atrevo a decir que muchas familias coahuilenses han visto cristalizados sus sueños materiales gracias a esta empresa, me refiero al patrimonio de los miles de empleados que están y estuvieron en ella.
Por supuesto, Coahuila históricamente ha sido un pilar en este tema con plantas de ensamble, motores, transmisiones, autopartes, vestiduras, etcétera.
Además no olvidemos el sinnúmero de empresas proveedoras de insumos, materiales y piezas que dependen del ritmo económico de GM. Esta empresa contribuye con más de 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Coahuila, sin embargo, también se debe seguir cuidando la alta dependencia del estado por la rama automotriz.
Financieramente es positivo tener un brazo automotriz tan importante en nuestro estado, pero económicamente puede resultar riesgoso depender tanto de un giro en una región puesto que está sujeto a fenómenos externos que hagan que se presenten eventualidades que afecten a miles de trabajadores. Y por supuesto, al despido de los mismos cada que la empresa entra en un periodo de recesión en la producción.
Recientemente, trascendió el despido por paro técnico de un buen número de trabajadores de la línea de producción lo cual, por supuesto, es un golpe a la economía de las familias y además un daño colateral a los proveedores de las líneas de ensamble donde será reducida la plantilla laboral. Además, la industria sigue cautelosa a los fenómenos de nuestro vecino del norte y a las decisiones políticas y económicas que puedan venir con las elecciones presidenciales para México.
