Pulso Financiero

 

La estrategia de mercado debe estar muy bien definida por sectores


Marcelo Lara

La reflexión es simple: por un lado, el desarrollo de las ciudades ocupa explotar puntos geográficos económicos estratégicos, generar nuevas opciones de consumo y diversión, pero, por el otro y no menos importante, está la sustentabilidad de las mismas.

La llegada o apertura de nuevas tiendas departamentales y supermercados a nuestra capital coahuilense ha generado empleos, además de elevar la competencia en esa dura y férrea tarea de conquistar a sus clientes y mantener su nivel de ventas a lo cual nosotros, como consumidores, tendríamos que sacarle provecho y exigir calidad en el servicio con costos acordes a la demanda del mercado.

Apunto también que me he percatado de que algunas cadenas de supermercados de antaño en la ciudad se ven descuidadas, con poca atención al cliente, cajas cerradas y, por si fuera poco, precios muy por encima del promedio de las demás. Cuidado, pueden estar sólo sobreviviendo y quizás algunas no tarden en cerrar, pero el cliente no tiene la culpa.

En el caso de las innumerables plazas comerciales que están instalándose en nuestra capital, me queda claro que representan inversiones importantes que ahora buscarán penetrar en el consumidor, pero sobre todo, mantenerse y ser rentables, pues sabemos que el cliente saltillense es difícil para el comercio. Incluso, algunas buscarán que los locatarios sean copropietarios de las mismas.

La estrategia de mercado debe estar muy bien definida por sectores de la ciudad y al público al que van dirigidos los negocios, pero en mi opinión la interrogante mayor será: ¿Cuál es el límite de negocios de este tipo que soporta nuestra ciudad sin que esto venga a prostituir el mercado y, al final, pierden todos y las plazas se quedarán desoladas y los supermercados a medio vender?

La respuesta no es nada sencilla, pues por un lado crecemos como ciudad en población e infraestructura y en hábitos de consumo, pero por el otro seguimos teniendo muchos distractores del consumo local, como la frontera con Estados Unidos, la ciudad de Monterrey y un fenómeno un poco extraño como lo es la poca fidelidad que le damos a los negocios locales. No hemos aprendido como consumidores a ser fieles a un negocio y ayudarlo a crecer para recibir también el beneficio de la lealtad. Y es que la moda pasa y pasa rápido.