Colombia: la paz y su buena prensa

 

Los acuerdos de paz equivalen a haberles garantizado impunidad total a integrantes del cartel de la droga


Como toda buena participante de un concurso de belleza sabe, si hay algo que sea capaz de unir a las personas de buena voluntad es el deseo por la paz mundial así, en general, o bien por la paz ahí en donde no exista producto de la existencia de un conflicto armado.

Esta verdad explica la presencia de más de diez jefes de Estado y de gobierno en la ceremonia en Cartagena de Indias en la que el gobierno colombiano del presidente Juan Manuel Santos firmó por fin la paz con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia después de casi 53 años de conflicto.

En ese marco, el máximo líder guerrillero sostuvo que “se logró por fin aunar suficientes voluntades para decir no a los amigos de la guerra que durante tanto tiempo se apoderaron del acontecer nacional para sumirlo en un caos interminable y doloroso”. Seguramente Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se mordió la lengua al pronunciar estas palabras.

En cualquier caso llama la atención que mientras que desde el exterior es prácticamente unánime el apoyo al proceso de paz colombiano, al interior, las encuestas le dan al No a los acuerdos de paz, una intención de voto de 36.6 por ciento de cara al plebiscito del próximo domingo 2 de octubre, lo que echa por tierra cualquier apariencia de unanimidad.

Los partidarios del No argumentan que los acuerdos de paz con las FARC equivalen a haberles garantizado impunidad total a los integrantes del cartel de la droga más grande que haya existido en Colombia y la verdad, no les falta razón. En cualquier caso otros, los partidarios del Sí, consideran que sea como sea, “haiga sido como haiga sido”, la posibilidad real de asegurar un futuro menos violento para el país hace que valga la pena hacerse de la vista gorda.

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