Se lo digo a Moscú para que lo escuchen Ohio, Florida y Michigan
A menos de dos meses de que se celebren en Estados Unidos elecciones presidenciales, todo lo que sucede en la Unión Americana tiene un carácter electoral.
En este sentido el discurso del presidente Barack Obama ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas no fue en absoluto la excepción. En éste, Obama sostuvo que Estados Unidos y sus aliados apoyarán al pueblo de Ucrania en el desarrollo de su democracia y de su economía. Dijo además que Washington reforzará la relación con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y reafirmará su compromiso con la defensa mutua, para finalmente sostener enérgicamente que Estados Unidos le impondrá un costo a Rusia por agresión, refiriéndose desde luego a la intervención militar que el régimen de Vladimir Putin emprendió en Ucrania y a otras aventuras militares abiertas o veladas en las que el Kremlin se ha involucrado.
En su mensaje Obama puso énfasis en la hostilidad que la política rusa ha tenido para con los intereses de Estados Unidos y de sus aliados con dos claras intenciones. La primera fue enviar un mensaje de firmeza a Moscú ante sus pretensiones anexionistas de Crimea e intervencionistas en Ucrania.
Pero la segunda, y quizá mucho más importante, fue la de enfatizar el carácter de adversario y no de aliado que Rusia tiene y ha tenido en la escena política mundial frente a los Estados Unidos de América, en virtud de que Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia, ha manifestado en repetidas oportunidades su admiración a Vladimir Putin y su simpatía por el presidente ruso. Barack Obama quiere dejar muy en claro que el candidato republicano es amigo y quiere seguir siéndolo de un enemigo de Estados Unidos.
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