El silencio de Hillary

 

La posible presidenta Clinton ¿está dispuesta a ignorar lo que significa el peso de 3 mil 142 km de frontera?


Mientras Enrique Krauze hablaba de Donald Trump, al ser entrevistado por Carlos Loret de Mola el miércoles pasado, hizo un paréntesis para explicar que en un evento que tuvo en Guadalajara, moderó un diálogo entre el expresidente del Gobierno español, Felipe González y el ahora fallecido Shimon Peres, antiguo primer ministro de Israel.

En dicho evento Peres aseguró que envidiaba la situación de lo que significa alcanzar realmente la paz en función del tránsito de las personas, las mercancías, los capitales y la libertad como ocurría entre México y Estados Unidos. Destacando que sería muy bueno que en Israel pudieran tener una relación similar con los árabes.

Ahora el tema Trump es cada vez más doloroso en nuestra relación con el vecino del norte, y poco a poco como demostró el silencio de Hillary Clinton en el reciente debate, nosotros los mexicanos el 9 de noviembre tendremos un gran problema gane quien gane.

Y ese problema no es sólo que nuestra dignidad nacional haya sido herida y pisoteada, al permitirle hablar al candidato republicano desde el micrófono en el que habla nuestro Presidente o al posar sus manos en el atril en el que se hablan y se comunican los proyectos que –con razón o sin ella, con fortuna o sin ella– tratarán de buscar lo mejor para nosotros.

Porque a estas alturas ni siquiera es suficiente la cabeza del Presidente bis, Luis Videgaray. Ya que en este momento, en este viernes después del debate sólo nos queda el sinsabor del silencio de Hillary frente a los ataques de Trump realizados en contra de México y de los mexicanos.

A partir de aquí debemos tener la certeza de que nuestra política debe cambiar y no esperar lo que en principio no están dispuestos a darnos.

Pero ahora por mucho que la presión, la iniciativa y lo peor de Estados Unidos fluya del vientre del Twitter de Trump, la posible presidenta Clinton ¿está dispuesta a ignorar lo que significa el peso de 3 mil 142 km de frontera y que la primera ciudad en el mundo donde se habla más español se llame Los Angeles? ¿Qué significan esos silencios? ¿Quién nos defenderá?

Porque no hay que confundir el error de unos políticos con el error de unpueblo. Pero tampoco hay que confundir la moda y los miedos para sacar lo peor contra otros pueblos, cuando además tanto en la frontera como en lo más profundo de Estados Unidos, ya es imposible separar la herencia y la relación entre nosotros y ellos. ¿Entonces qué haremos?

@antonio_navalon