¿Echar a un presidente?

Que las calles griten que te vayas no significa que todo esté perdido.
Antonio Navalón Publicado el
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Las voces de las calles siempre han existido, y es que es bien sabido que ninguno somos maximilianos de oro para caerle bien a todos.

El problema es que así como nos enseñó Serrat “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Y en ese sentido, cuando alguien está acabado no lo asume sólo porque los demás lo consideran así, sino que lo hace cuando en el interior siente que realmente lo está.

No puedo imaginar lo que significa levantarse por las mañanas, observar el mundo en el que vivimos y gobernar un país como el nuestro con una responsabilidad constitucional y moral, y simplemente no saber cómo dirigirlo.

Tampoco puedo comprender que en nuestro país donde hay largas listas de pobres, haya registro de millonarios significativos. Sobre todo cuando ahora la cotización del dólar ya está por encima de los 20 pesos, rompiendo así con la estimación presupuestal enviada al Congreso, en un lugar donde el hambre se vive en pesos y la manera de saciarla se compra en dólares.

En ese contexto los millonarios no tienen problemas porque son millonarios en dólares. Sin embargo, ante las muestras del pueblo con las que exigen que nuestro Presidente renuncie, da como resultado una situación en la que es conveniente considerar algunos aspectos.

Por una parte, somos un país de América del Norte, lo que significa que hay un presidencialismo fuerte y un parlamentarismo débil por definición.

Y por otra, la clave de cualquier sistema político consiste en identificar los puntos coyunturales donde se debe invertir más presupuesto, y en ese sentido ya no está el autor del presupuesto, aunque en 2017 esos recursos regirán nuestra vida, mas no nuestro desarrollo.

¿Acaso será mala suerte la que tienen Putin, Merkel, Rajoy, Peña Nieto y Obama en este momento en el que se diluyeron las ilusiones y las esperanzas para que los grandes cambios sociales sean posibles?

Seguramente sí. Pero es importante saber que cuando uno elige a un presidente elige a alguien al que sólo se le paga porque de todos es el único que tiene la obligación de saber qué es lo que se debe hacer y cómo se tienen que resolver crisis como la que ahora estamos viviendo. Aunque averiguar eso es tan relevante para él como para todos nosotros. Ahora que las calles griten que te vayas no significa que todo esté perdido.

Sin embargo, lo que sí es grave es que mientras hagas ejercicio o te tomes un café, el grito interno te pregunte constantemente ¿acaso no sabes qué hacer? y al no poder contestar te des cuenta de que efectivamente ya estás afuera a pesar de que aún sigas portando la investidura de un Presidente.

@antonio_navalon

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