Partidos Inc.

 

Los partidos políticos son el problema


Si usted ha decidido no volver a trabajar, si a usted lo que le gusta es abusar de los demás y lo que realmente quiere es subirse a una camioneta blindada con guaruras y no bajarse jamás… ¡hágame caso, entre a un partido político o invente uno!

Los partidos políticos mexicanos están en crisis. Desde el tricolor que ha gobernado a México en gran parte de su historia, hasta el blanquiazul que le ayudó para ir conformando al país. Sin mencionar aún a los del sol amarillo que se van destiñendo cada vez más convirtiéndose en un amarillo sepia.

Y en cuanto al verde, considerando que las necesidades de respirar y todo lo verde que nos alegra la vida se ha convertido en un negocio político, también atraviesa por malos momentos.

La gente va y viene, los líderes caen, los presidentes se acaban, y sin embargo el gran problema sigue siendo que los partidos políticos –la espina dorsal de la democracia– siguen sin cumplir su principal obligación de generar un modelo de país y controlar que nadie abuse ni dé un mal ejemplo. En ese sentido, que levante la mano quien haya recibido una propuesta novedosa más allá de la zoofilia difundida en los últimos tiempos por un partido.

Que levante la mano quien pueda decir que al interior del partido al que pertenece no es necesario que te acuse el de enfrente porque son los propios compañeros los que te denuncian si caes en la corrupción, en un exceso, o en una actuación irregular.

Ahora lo único que sabemos es que en estos años de apretarse el cinturón ellos no tienen nada que apretar. Inclusive las autoridades electorales –que vigilan la salud moral de nuestra democracia– tienen dinero para seguir viviendo como si la crisis no existiera, recordándonos que en nuestro país el sufrimiento no tiene fin y por eso nuestros cementerios tienen tantos mausoleos.

Los partidos políticos son el problema. Pero confío en que tanto Ricardo Anaya como Enrique Ochoa meterán la mano para comprender que lo que está fallando es la base del negocio principal de la política, y esa es la democracia.

Y está fallando porque los partidos políticos se han convertido en unas asociaciones no sólo para delinquir electoralmente, sino para fracturar las esperanzas nacionales.

¿Es posible una recuperación? Quiero creer que sí. Aunque será muy difícil, sobre todo si el árbitro también es parte del mal ejemplo que ahora da el presidente del INE, Lorenzo Córdova, al colocar por encima de lo que su presupuesto permite la intención de construir un macro edificio como sede, justo cuando los pilares que sostienen la moralidad de nuestra democracia sufren por su ineficiencia.

@antonio_navalon