La herencia maldita

 

Resulta muy difícil articular realmente una alternativa política cuando no hay centavos ni pesos


Cuando se le quita el tapón al tanque de gas, éste se escapa con rapidez y, a pesar de haber estado comprimido, empieza a fusionarse con el aire hasta que simplemente desaparece.

Es difícil observar los niveles de la crisis heredada después de la borrachera de las reformas estructurales, pero ahora las consecuencias empiezan a tener cara, ojos, un sinnúmero de víctimas y, sobre todo, múltiples números rojos.

En ese sentido, ¿qué podrá hacer nuestro nuevo secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade? ¿Cómo podrá negociar con los gobernadores, con los diputados, con los senadores, con los partidos políticos y, principalmente, con el pueblo de México?

Y es que, por cuánto tiempo nos van a seguir contando que esta vez tampoco será, pero que estamos cerca, pero que algún día llegará, y que mientras tanto, nosotros el pueblo mexicano sigamos practicando esta manera de vivir en la que comemos menos, esperamos más y tenemos un nivel de fe y de aguante que a estas alturas sólo se podría encontrar en otros planetas.

Ahora el presupuesto que en su momento preparó el entonces titular de Hacienda, Luis Videgaray –el hijo póstumo del coautor de las mayores reformas de los últimos años en la historia de nuestro país– es todo un rosario de la realidad económica de México.

Hay quienes sostienen que todavía lo peor está por venir y que eso sucederá cuando se sumen todos los capítulos que se pueden considerar como deuda.

Pero, de momento, nuestro país necesita más dinero para pagar los intereses de la deuda que para mantener mínimamente unos niveles estables en la calidad de vida de la sociedad.

Eso significa que la crisis, lejos de irse alejando, se irá precipitando. Y el problema es que ya estamos en el camino rumbo al 2018 y en ese contexto todos tendrán las intenciones de sacar ventaja de esta situación.

Aunque en medio de todo eso no es que sólo se deje en evidencia a la misma víctima de siempre, me refiero al pueblo de México, sino que resulta muy difícil articular realmente una alternativa política cuando no hay centavos ni pesos, ni manera de multiplicar las tortillas, pero sí hay muchas explicaciones y, sobre todo, muchas intenciones por mantenernos en la teoría de que es mejor morirse poco a poco que de una buena vez.

@antonio_navalon