¿Quién mató al comendador?

 

Veremos en poco tiempo cómo la calificación de deuda del estado se deteriora


El lunes de esta semana amanecimos con la lamentable noticia de que la agencia calificadora de deuda Moody’s había degradado la calificación de deuda de Veracruz. No podía esperarse otra cosa; la agencia anunció que la baja en la calificación se debía a la ausencia de transparencia en la presentación de la información financiera. La entidad no ha presentado su cuenta pública desde 2015 y sabemos que para la toma de decisiones de inversión es indispensable contar con información actual.

La calificadora añadió que es difícil establecer un pronóstico sobre la situación financiera del estado, debido a la ausencia de información; pero, dado que su deuda creció en el periodo de 2010 a 2014, de 27.3 a 38.2 por ciento de sus ingresos, espera que alcance 41 y 43 puntos porcentuales en 2016 y 2017. Adicionalmente, remarcó que la complicada transición política en diciembre de este año, dificultará aún más la obtención de información de la gestión del gobernador saliente.

Esta es la noticia oficial, palabras más, palabras menos. Todos en este país sabemos que el conflicto real de la ausencia de información está relacionado con los malos manejos del gobernador saliente, no por nada el partido político gobernante perdió las pasadas elecciones en un estado donde jamás habían perdido una elección.

Desgraciadamente, la complicada situación de Veracruz no para ahí. El gobernador saliente, Javier Duarte, blindó la posibilidad de que sean descubiertos sus malos manejos, al nombrar a gente muy cercana a su mandato para tapar los “hoyos” financieros de su gestión. No le han importado la Ley de Transparencia ni los reclamos presidenciales ni de sus coterráneos, mucho menos los dardos envenenados enviados por la dirigencia de su partido.

El problema es que, como en la historia de Fuenteovejuna, cuando les preguntan a los gobernantes quién ensució sus manos con dinero del erario, todos responden al unísono: “La clase política señor”.

¿Ahí termina el sainete? Desafortunadamente para México, no. Hay dos estados de la República que también perdió el partido en el poder: Chihuahua y Quintana Roo. Estos gobernadores también se rehúsan a que sean transparentados sus ejercicios. Rechazan abiertamente el nombramiento de fiscales que investiguen las cuentas públicas. Incluso, se ha acuñado una nueva frase política: “El Blindaje Borge”, que alude a la estrategia desarrollada por el gobernador saliente de Quintana Roo para cubrirse las espaldas y consiste en nombrar a sus allegados políticos en puestos clave.

Inevitablemente, veremos en poco tiempo cómo la calificación de deuda del estado se deteriora.

No es lo mismo servir al pueblo, que servirse de él.

MBA por la EGADE Business School

rod_patino@hotmail