Recuperación, en tiempo real

 

No hay fórmulas mágicas para levantar casas o edificios


Las profundas heridas que dejaron en lo material y en lo humano los terremotos del pasado mes de septiembre motivaron, como nadie lo hubiera hecho, una unidad y fuerza imponente, imparable, decidida y sin mirar colores de piel o condición económica para ayudar, servir, estar.

Tragedias de terremotos, como Managua, Nicaragua, en 1976; Chimbote, Perú, en la década de los 80, y otras que sólo fueron un evento y no dos como en México, el 7 y el 19 de septiembre, tardaron en sólo reaccionar semanas. La recuperación y reedificación muchos meses más. La organización para responder a las demandas de las que para cada una de las víctimas eran, y son prioritarias, se fueron alargando.

Sin embargo, al cumplirse un mes y dos días de lo registrado en el histórica sismo de México, lo cierto es que la ahora llamada Fuerza México hizo posible que en un tiempo si no récord, sí superior a otros eventos irle dando respuesta, levantando simultáneamente encuestas de casas y edificios dañados, de infraestructura urbana dañada y, principalmente, rescatando con vida a cientos de víctimas de entre los escombros y rescatando a quienes no sobrevivieron a la furia de la naturaleza.

465 MIL ALUMNOS SERÁN REUBICADOS

Hoy, a 32 días, entendiendo que nada consuela a quienes perdieron todo lo material y a las familias enteras que mutilaron los sismos se avanza ante una gigantesca montaña que siempre emerge a las tres o cuatro semanas y que en la magnitud de lo sucedido y que se llama realidad se tiene 95 por ciento de escuelas funcionando; el Metro, salvo las reparaciones en cuatro estaciones de la Línea 12; hospitales; se tiene en proceso la recuperación con la entrega de tarjetas para materiales de construcción en Oaxaca, Chiapas, Puebla y Morelos, y en la Ciudad de México con la entrega de 90 casas antisísmicas en Álvaro Obregón y el inicio de similares en Tláhuac e Iztapalapa, con carreteras reparadas y reabiertas a la circulación, la reposición de puentes vehículares y muchas obras más, México está de pie, fuerte, enterrando a sus muertos y curando a sus heridos, los humanos y los materiales, se gana espacio, hay avance.

La inmensa e invaluable calidad humana de la mayoría ante las miserias y actos de vergüenza de una minoría que robó en edificios colapsados, aquellos que escondieron despensas y ayuda a damnificados o aquellos que enviaron a tianguis a vender latas, ropa, medicamentos, zapatos como si creyeran que se vive en un país de idiotas, cuando ellos son los que más que idiotas son ausentes de madre, alcanzó logros inolvidables con los héroes anónimos, con los identificados del Ejército, la Marina, la Secretaría de Seguridad Pública Federal Cruz Roja, los auténticos Topos de México, sumados a brigadas de 12 países que desde Israel hasta Japón; de Argentina hasta Italia y la solidaridad de 82 países que con mensajes e incluso dinero demostraron su cariño por México, nos muestra lo que somos hacia adentro y hacia fuera.

Hay que entender que lo sucedido no fue menor. Que no hay fórmulas mágicas para levantar casas o edificios; con sólo pronunciar palabras mágicas no resurgen.

Como en cada lección que deja la desgracia, veamos lo positivo: nuevo reglamento de construcciones, 162 carpetas de investigación sobre igual número de corruptos en lo inmobiliario. Identificación de donde ya no se podrá construir por estar dentro de una zona de falla sísmica que, aun sabiendo que existe, la avaricia llevó no a pocos a construir. Eso se acabó. México no.