La renuncia

 

El PRI perdió estrepitosamente la elección a causa de la corrupción


Cada quien tiene un estilo propio de tomar decisiones que va desarrollando a través de los años, y esa peculiaridad personal es la que determina, en muchas ocasiones, el éxito o el fracaso. Daniel Cosío Villegas señaló en uno de sus mejores libros, El Estilo Personal de Gobernar, lo que muchos consideraron una evaluación del gobierno de Luis Echeverría Álvarez, poniendo en duda la estructura del gobierno mexicano, porque es vulnerable al estilo personal de cada presidente.

Para decirlo de otra forma, y como señala el adagio popular: “cada quien mata las moscas como puede”; y en el caso personal del presidente Enrique Peña Nieto, la primera parte de su gobierno despertó esperanzas antes no  concebidas, producto de su habilidad para tender lazos a las oposiciones y establecer el Pacto por México que permitió acuerdos en lo esencial, que se tradujeron en leyes que ayudaron a reformar instituciones arcaicas y disfuncionales. Pero al cabo de tiempo, ese éxito se transformó en fracaso por la inoperancia e inexperiencia de sus colaboradores.

También ha tenido mucho que ver la postergación de soluciones y la brutal corrupción que se enquistó en varias dependencias gubernamentales, y la “manga ancha” de muchos gobernadores que observaron las arcas públicas como patrimonio personal procediendo a saquearlas de manera cínica y descarada.

La pasividad del Gobierno Federal terminó por incentivar los actos de corrupción, no tan sólo en los estados, también en la administración pública federal.

Esas fueron las principales causas de las derrotas que tuvo el Partido Revolucionario Institucional en la pasada elección, y la mejor muestra de ello fue que se vieron involucrados tres de los más corruptos gobernantes de estos tiempos: Javier Duarte de Ochoa en Veracruz, César Duarte Jaquez de Chihuahua, y Roberto Borge Angulo de Quintana Roo. Han sido los principales factores de la votación en contra que recibió el PRI, y el mayor motivo de la renuncia de Manlio Fabio Beltrones Rivera, ante la pasividad del presidente Peña por castigarlos.

El PRI perdió estrepitosamente la elección a causa de la corrupción en que se han visto inmiscuidos funcionarios estatales y federales sin que alguien ponga remedio. Lo previsible es que pierdan la elección presidencial en 2018, y eso es lo que seguramente argumento Manlio Fabio Beltrones cuando hablo con el Presidente acerca de su relevo en la dirigencia nacional tricolor. Es el único camino que le quedaba ante la complacencia presidencial con sus amigos gobernadores arquitectos de la derrota en varios estados y seguramente de la presidencial en el 2018. Al tiempo.

[email protected]