Retornar

 

Como todos los diciembres, ha rebasado lo tolerable en esta ocasión


La sensación es sofocante. Supongo le sucede. La avalancha de “sorpresas” políticas, como todos los diciembres, ha rebasado lo tolerable en esta ocasión. Los mexicanos ya no queremos saber más. Merecemos una tregua y, aunque debamos regresar a la realidad en enero, ya será otro año, quizá podamos abrevar en las tradiciones navideñas para hacer reserva y seguir esperando, a pesar de no saber a ciencia cierta ni siquiera a qué podemos aspirar.

Baudelaire nos da una receta infalible para ello.

Nos reveló que “tenemos de sabios lo que conservamos de niños”. Diciembre nos permite retornar y volver a las limpias certidumbres de la infancia. Cerremos los ojos con fuerza y creamos con toda firmeza en la llegada de Santa y/o los Reyes Magos. Hagamos nuestra carta y dejémosla en un zapato junto al árbol.

A fin de cuentas, es más probable esperar su llegada a mantener la expectativa de un cambio en nuestra condición ciudadana. Tal vez ambos personajes nos hagan caso, frente a la indiferencia recetada cada día por autoridades de toda laya.

Revise su historia, regrese a aquellos días cuya añoranza a veces parece ahogarnos. No se fueron para siempre. ¿Recuerda cuál fue su último regalo bajo el árbol? ¿Puede revivir la sensación irrepetible de salir al día siguiente con los amigos de la cuadra a compartir lo recibido por cada quién? ¿Las veces que usted fue Rey Mago para sus hijos y nietos? ¿La impaciencia de estos por descubrir los regalos y la inevitable madrugada al día siguiente, a pesar del desvelo, pagada con sonrisas nunca vueltas a ver?

Recupérese, nadie lo hará por usted, haga a un lado el pudor mal entendido y asúmase de nuevo como niño, no es difícil, retroceder distancias es algo posible. Le deseo muy feliz navidad.