Reumas de Morena

Sebastián Ramírez
Sebastián Ramírez 

Sebastián Ramírez, dirigente estatal, se encuentra rebasado. Los hechos y las manifestaciones de militantes lo exhiben más.


Dobleces |

Por Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Reducida a una oficina de representación local, la dirigencia de Sebastián Ramírez, al frente de Morena en la Ciudad de México, está debilitada y sin fuerza para llevar a los integrantes del movimiento guinda por un mismo camino frente a Omar García Harfuch y Clara Brugada, ambos —principales—, aspirantes a la coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación en la capital. El resultado es obvio, Morena en la ciudad está dividido y a un paso de la confrontación.

Si bien, la capital del país es el territorio más allanado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, los brigadistas de a pie, de ambos aspirantes y los alcaldes se encargaron de llevar la división de Morena al límite. Los apoyos van en todos los sentidos desde marcar territorio a través de la búsqueda de bardas, la distribución de propaganda en puntos específicos, hasta los respaldos impúdicos hacia alguno de los dos contendientes.

Muestra de la marcada división interna del partido en el poder en la capital es que ningún alcalde ni diputado local expresó su simpatía por Hugo López-Gatell o Mariana Boy. Ese es el tamiz de la polarización existente en Morena.

Sebastián Ramírez, dirigente estatal, se encuentra rebasado. Los hechos y las manifestaciones de militantes lo exhiben más. Si bien es cercano al grupo de Claudia Sheinbaum y por añadidura a la simpatía de Omar García Harfuch carece de fuerza para contener la división que se extendió en cuanto Clara Brugada se anotó para contender por el cargo de coordinadora de la defensa de la cuatroté.

En la interna de Morena en la capital, los alcaldes y alcaldesas se separaron a la hora de manifestar respaldos y prometer aparato y estructura para ganar la nominación. El punto de inflexión es que la división y el encontronazo advierte de un escenario complicado en 2024. No igual al celebrado a nivel federal, pero con ciertas semejanzas y el riesgo de ruptura también está latente.

Las alcaldías gobernadas por Morena quedan divididas entre García Harfuch y Brugada. vAl primero, lo apoyan Armando Quintero, de Iztacalco, la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, y, por último, Evelyn Parra, de Venustiano Carranza. A la iztapalapense la apoyan de Gustavo Madero, Francisco Chíguil; de Xochimilco, Juan Carlos Acosta, y de Milpa Alta, Judith Vanegas.

La confrontación y la separación de intereses entre los grupos de Morena, principalmente alcaldes, debe ser tomado como una señal de alerta severa. No se trata de un hecho aislado, el próximo año pinta—en la capital— para ser un campo de batalla electoral rudo. Incluso, desde su análisis, el senador Ricardo Monreal advierte que 2024 no será un día de campo para Morena. 

La fragilidad político-electoral en la que se encuentra Morena en la ciudad desde 2021, comenzó a ser reparada por Sebastián Ramírez, su objetivo era revertir los daños de la elección pasada. Sin embargo, ahora, la lucha se complica al tener dos bandos en los alcaldes ralentiza el objetivo y puede desabarrancar el proyecto morenista en la ciudad por una dirigencia débil.

RGH