Ricardo Anaya, candidato de sí mismo; no escucha a nadie y baja

 

El verdadero error político del candidato panistaperredista ha sido su aislamiento personal al interior de su propia coalición: no escucha a nadie y se siente un “chico maravilla”


Los juegos de poder pusieron a Ricardo Anaya en el segundo sitio de las encuestas, pero los mismos juegos de poder lo están colocando en tercer lugar. Sin embargo, el verdadero error político del candidato panistaperredista ha sido su aislamiento personal al interior de su propia coalición: no escucha a nadie y se siente un “chico maravilla”.

Anaya había despuntado por tres razones: la audacia de una alianza PANPRD que no se ha explicado con programas e ideas ni se ha dinamizado, distancia estratégica del calderonismo peñista que quebró internamente al PAN y la posibilidad de romper la maldición pendular de neoliberalismo priista-neopopulismo lopezobradorista.

Sin embargo, Anaya no escucha a nadie, obedece a sus propios impulsos y decide en función de sus propios razonamientos.

Por eso su campaña ha comenzado a hundirse, ha sido incapaz de responder a la estrategia de la coalición PRI-PGR-Pinos sobre el problema inmobiliario y no ha sabido poner en el tapete la larga lista de casos de corrupción del gobierno actual que sumarían más de mil naves industriales.

La campaña de Anaya carece de estrategia rítmica, de propuestas concretas, de críticas coherentes a la administración actual, no ha podido elaborar argumentos sólidos contra el neopopulismo de López Obrador, ni siquiera ha intentado construir un frente de alianzas de personalidades que lo rodean o que podrían enviar mensajes al electorado, tampoco ha sabido articular personalidades estatales y municipales.

El PAN como partido y el PRD como estructura de poder también han perdido sentido. La audacia de juntar agua con aceite daba para una gran reflexión de propuestas de gobierno en un centro activo con agenda del desarrollo y del bienestar, pero de vez en cuando aparece la propuesta de pensión universal y sin potenciar sus posibilidades, al grado de que López Obrador y hasta Meade opacan esa propuesta con anuncios de dinero regalado a jóvenes o a mujeres.

El discurso de campaña de Anaya ha ignorado la crisis económica que se va a mantener otros seis años más con el neoliberalismo de Meade o el neopopulismo de López Obrador. La alianza PAN-PRD se había presentado como la oportunidad para ofrecer un nuevo modelo de desarrollo con menos crisis inflacionaria y mayor crecimiento económico.

A ello ha contribuido la mediocridad en los liderazgos del PAN y las traiciones de los calderonistas que configuran una quinta columna priista-peñista dentro del PAN y que respondían a la candidatura mediocre y fracasada de Margarita Zavala de Calderón como ariete del expresidente. Las figuras del PAN que tienen experiencia forman el estado mayor de Anaya, pero carecen de influencia y rara vez –es decir: nunca– son tomados en cuenta.

Lo mismo ocurre con el PRD, a pesar de que fue iniciativa del PRD la alianza. El grupo de Los Chuchos tiene el pulso de los objetivos y alcances políticos de la coalición, pero no se ve cerca de Anaya y tampoco es tomado en cuenta. Y Miguel Ángel Mancera trae el pulso y la agenda del gobierno de coalición. pero también ha sido soslayado por Anaya.

Frente a los errores de Anaya, Meade ha comenzado a operar el aparato institucional para incidir en las encuestas. Pero Anaya parece que prefiere hundirse solo que buscar apoyo.

Política para dummies: La política es la habilidad para decidir sobre los peores escenarios posibles, con el fin de que cuando lleguen los positivos las expectativas sean mejores.

Si yo fuera Maquiavelo: “Los cimientos indispensables a todos los estados, nuevos, antiguos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas”.