“San Patricio”

 

San Patricio, cuyo nombre en el siglo era Maewyn Succat, nació en Cumberland, cuando Escocia era una provincia romana, en el año 385. Fue hijo de Calpurnius, un diácono romano, y de Concessa. Cuando contaba con 16 años de edad, fue secuestrado por piratas irlandeses que de Escocia lo llevaron a Irlanda, donde lo vendieron […]


San Patricio, cuyo nombre en el siglo era Maewyn Succat, nació en Cumberland, cuando Escocia era una provincia romana, en el año 385. Fue hijo de Calpurnius, un diácono romano, y de Concessa. Cuando contaba con 16 años de edad, fue secuestrado por piratas irlandeses que de Escocia lo llevaron a Irlanda, donde lo vendieron como esclavo a un propietario de ganado, de nombre Milcho, que lo obligó a cuidar de sus rebaños bajo la intemperie, durante seis años.

Esos años que Patricio pasó en los acantilados irlandeses fueron para él un desierto en el que se encontró consigo mismo y con Dios. El Espíritu de Dios le habló para hacerle saber que huyera de allí en un barco que le esperaba para llevarlo de regreso a casa. Así lo hizo y, recobrada su libertad, por gracia de Dios, desembarcó en las Galias, donde se hizo monje. Luego viajó a Roma para ser ordenado sacerdote y recibir el nombramiento de obispo de Armagh, Irlanda, por parte del Papa Celestino. Con esto comenzó una muestra de la misericordia divina y de la fuerza de la reconciliación con la que Dios dotó a Patricio, pues a pesar de que fue secuestrado y esclavizado por irlandeses, él aceptó, con inmensa caridad, la tarea de evangelizarlos y de fundar allí la Iglesia de Cristo.

En cuanto regresó a la isla, Patricio fundó en Ulster el monasterio de Saúl y se ganó la simpatía de Laoghaire, rey de Meath, a quien logró convertir a la fe verdadera, y tras él a los celtas luego de vencer varias vicisitudes con los druidas, los sacerdotes de la antigua religión celta tan llena de leyendas de hadas, de duendes y de cultos a la serpiente. Antiguas crónicas refieren que, hundiendo su báculo en el mar, ordenó que todas las serpientes salieran de isla arrojándose al océano. Desde entonces, a pesar de que en Irlanda llueve once meses de cada año, no existe una sola serpiente.

El primer obispo de Armagh, y primado de Irlanda, entregó un gran testimonio de Fe al llevar una vida austera viviendo en una pequeña casita y haciéndose uno con los irlandeses, su pueblo y rebaño, a quienes explicó el misterio de la Santísima Trinidad con un trébol trifolium. Desde entonces, el trébol Shamrock es el símbolo de Irlanda, reconocido en todo el mundo gracias a Patricio, quien murió en el año 461, el 17 de marzo, mismo día en el que se celebra su memoria litúrgica.

Debido a las persecuciones de los druidas, san Patricio escribió una oración que le protegiera de las acechanzas del mal; es una oración poderosa que, en un una parte, reza lo siguiente: “Invoco en este día a todas estas fuerzas poderosas, que están entre mí y el maligno, contra los despiadados poderes que se opongan a mi cuerpo y alma, contra los conjuros de los falsos profetas, contra las leyes negras de los paganos, contra las leyes falsas de los herejes, contra las obras y fetiches de la idolatría, contra los conjuros de brujas, brujos y hechiceros, y contra cualquier conocimiento que dañe el cuerpo y el alma”.