Se mueve, se mueve

 

¿Habrá movimiento en las encuestas? Sí, sí lo habrá


El candidato del partido en el Gobierno, el ciudadano Meade, después de su toma de protesta y pasar de precandidato a candidato, le dio un acelerón a su campaña e intentó por todos los medios que las siguientes encuestas den la evidencia de que él se mueve.

Incorporó a muchos de los pesos pesados del partido y ahora pretende abrir una nueva era en la que esta semana tiene que haber un relevo en la presidencia del PRI que, de no haber cambios, será ocupada por la actual secretaria general del partido, Claudia Ruiz Massieu. Y otro relevo más se dará en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes donde por primera vez Enrique Ochoa será secretario. En política ya se sabe que una campaña no la gana sólo uno, sino que es necesario que la pierdan los demás.

En ese sentido, las últimas reacciones frente a las acusaciones que se le han imputado a Anaya y su larga historia sobre adquisiciones, ventas, no ventas y esa especie de confrontación que existe entre el humanismo y los bienes raíces, aunadas al debate desencadenado por la forma de estructurar la lista de los plurinominales de López Obrador; dan como resultado un panorama muy particular.

Y es que, si se produce un movimiento de crisis en el actual ascenso de Andrés Manuel en las encuestas y las últimas acciones que parecen demostrar que Meade por fin va a dirigir su propia campaña, realmente prosperan; podríamos llegar a un escenario en el que todo puede pasar, incluyendo que todo se mueva hacia arriba o hacia abajo.

Si bien esta campaña se plantea como otras, lo que la distingue es la evidente suma del enojo, del fracaso, la frustración, la preocupación y la insatisfacción que genera la necesidad de tener esperanza.

Y es que, a estas alturas la esperanza tiene que estar compuesta por realidades que la gente pueda entender.

Soy de los que creen que la estructura económica de un país es tan importante como su estructura social y moral, por lo tanto, creo que una regeneración del país en ese sentido, más allá de una Constitución moral, sería fundamental para poder despegar gane quien gane.

El problema es que la corrupción es como un cáncer que se expande en una metástasis que afecta casi a todos.

¿Habrá movimiento en las encuestas? Sí, sí lo habrá. ¿Eso se podría consolidar en una realidad política y finalmente electoral el 1 de julio? Tal vez.

Pero mientras tanto, lo que se sabe hasta el momento es que hay un candidato que se ha escapado, y que hagan lo que hagan y pase lo que pase –salvo que suceda algo terrible–, parece muy difícil que todo eso con o sin Napo, con o sin república amorosa, pueda vencerlo por capacidad operativa el día de las elecciones, o porque las encuestas se reviertan a una gran velocidad.