Sicosis urbana

 

Estaba alerta, no llevaba mi teléfono en la mano


Ya sé, lo he dicho muchas veces, pero es que es real. Caminar es mi experiencia cultural favorita. Caminar me permite conocer las ciudades con los cinco sentidos. Siempre que puedo, camino a donde vaya. Sin embargo, ayer que iba de mi casa hacia un encuentro con unos amigos, me descubrí a mí misma viviendo esa experiencia que tanto disfruto de una manera distinta.

Estaba alerta, no llevaba mi teléfono en la mano, sino muy en el fondo de mi bolsa que traía firmemente apretada contra mi pecho. Tenía miedo.

Cuando me percaté de esto que era casi inconsciente, me detuve y me senté en una banca del andador de la calle Amsterdam, una de mis favoritas en la ciudad y por la que siempre me ha gustado dar paseos vespertinos.

¿Por qué estaba caminando con miedo en el barrio donde me he sentido tan segura y feliz desde hace 10 años? Resulta que sí, yo también había sido presa de la sicosis desatada por la enorme cantidad de videos que muestran asaltos constantes en las calles de la ciudad, y en los cafés y restaurantes de los barrios donde yo me muevo y camino a diario.

Pero justamente hace una semana yo escribí en este mismo espacio, tras el atentado terrorista de Barcelona, uno tenía que caminar sin miedo, para que ellos, los malos, no ganaran la batalla. ¿Cómo era posible tanta contradicción? En la noche, cené con alguien que me dijo que esa hipótesis de que los asaltos son debido a que muchos presos habían sido liberados recientemente era falsa y que en el fondo, parecía más una campaña para provocar terror que un proceso de paulatino crecimiento de la delincuencia en la ciudad. Esa persona prometió contarme más muy pronto y me dejó intrigada, ¿será posible que haya quienes sean capaces de usar nuestro miedo como herramienta al servicio de sus intereses? No había ni terminado de formular la pregunta en mi mente cuando ya me daba cuenta lo ridículo que sonaba preguntarlo, si es justo el modus operandi de los terroristas históricamente.

No digo que los asaltos no sean reales, de ninguna manera. Claro que lo son. Lo que digo es que pareciera que a todos los asaltantes les gusta posar para la cámara porque son unos cínicos de gran tamaño o porque la instrucción es justamente actuar donde puedan ser grabados.

Mientras sabemos más y yo defino si mi sospechosismo es infundado o no, por favor, si un asaltante le arrebata sus pertenencias, sobre todo su adorado smartphone, no corra a comprarlo donde ya sabemos que venden cosas robadas, no vaya a ser que usted sea parte del problema y no de la solución pues, en toda industria, incluida la criminal, no habría oferta, si no hubiera demanda, o como diría mi madre tan sabia: “Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”.

*Periodista, cronista, hedonista y feminista

Madre, viajera, libre y terrícola

@elipalacios