Suecia, el verdadero examen de J. C. Osorio

El examen de Osorio no fue Alemania, el verdadero examen es Suecia
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Un magistral triunfo sobre la metódica selección alemana de Joachim Löw le devolvió el crédito al “Predicador”, que aunque suene a risa, parece que en los últimos meses guardó sus armas para confundir al rival, o al menos eso nos gusta pensar. Esta “estrategia” la reafirmó ante los coreanos. Si bien ambos partidos se caracterizaron por la presión alta y un manejo impecable del balón a ras de pasto, lo cierto es que contra Corea se observaron falencias que contra Suecia no podemos permitirnos, ya que pueden costarnos el boleto.

Osorio reconoció que se cometieron fallas por “no resolver en el origen y llegar hasta la consecuencia”, y es que conforme pasaron los minutos, sobre todo ante Corea, cayeron en imprecisiones y errores en las salidas, al menos dos de Andrés Guardado y algunas otras de Edson Álvarez, que desembocaron en jugadas que dejaron a los asiáticos mano a mano con Guillermo Ochoa.

Suecia, equipo que irá a matar o morir para conseguir su pase, provocará un duelo de alta tensión, pero México se enfrentará a su rival más fuerte: él mismo. Nada más peligroso para Juan Carlos Osorio y sus muchachos que un partido, prácticamente, de eliminación directa, instancia de la cual no se tienen buenos recuerdos, y es que aunque queramos dejar atrás las goleadas contra Alemania en Confederaciones, y Chile en Copa América, éstas deben estar más presentes que nunca, como aprendizaje, claro está.

El examen de Osorio no fue Alemania, el verdadero examen es Suecia; a presión, con jugadores apercibidos y con una realidad: de 23 futbolistas, sólo 13 o 14 son funcionales de acuerdo con la regularidad mostrada, y entre ellos no cuenta con suplentes naturales de Héctor Moreno ni Héctor Herrera para solucionar el problema de las tarjetas.

¿Cómo engrandecerse? Dejando de ser aspirante resolviendo carencias en instancias claves para convertirse en auténticos actores del Mundial. Muchas veces los partidos no se ganan con lo que has entrenado, sino con la cabeza, es ahí donde el futbolista mexicano deberá graduarse. ¿Presión? Demasiada. Si México no termina de cerrar los partidos antes de los minutos finales, puede caer en desgracia, y esa historia ya la vivimos.

De nada servirán las históricas rachas rotas como visitante en la Eliminatoria, o el golpe en la mesa frente a Alemania. Es ahora o nunca para esta generación y para el propio Osorio. No se trata de callar bocas ni de demostrar quién tenía razón, o si las rotaciones fueron estrategia o no, se trata de trascender. Terminar como líder de grupo, y ser el mejor equipo de la primera fase del Mundial sería el primer paso para continuar con el objetivo: el quinto partido, o quizá más allá, siempre desde el origen y no desde la consecuencia.

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