“Sueños, pesadillas y fronteras”

 

“La Bestia” lleva años desmembrando a los soñadores


Carlos Rojas Martínez/ CULTOS Y MOCHOS

Comienzo con una cita del capítulo dos, “La humanidad en movimiento”, del libro Tiempos líquidos, de Zygmunt Bauman: “… la policía mexicana ha detenido, encarcelado y deportado a centenares de miles de emigrantes antes de que alcancen las fronteras de Estados Unidos”.

Vivir en una época de incertidumbre es el subtítulo del libro de Bauman, esclarecedora oración para introducirnos al derretimiento de lo supuestamente sólido. ¿Sobre qué estamos parados? No sólo los polos se están yendo al carajo, también la humanidad se diluye en las aguas negras del fascismo, el nacionalismo y el fundamentalismo, es decir, la trinidad contemporánea.

14 de agosto de 2017, la policía moreliana, junto con elementos de seguridad privada (los famosos “¿todo bien?”), detuvieron a dos hondureños en el Centro Histórico de la ciudad michoacana e hipócrita. Ahora los esbirros se globalizan, desde esta provincia de la estulticia se levanta la mano derecha para rendir pleitesía a la incongruencia.

Me resulta curioso este caso, ¿cómo se dieron cuenta los improvisados agentes de migración que estas dos personas venían de Honduras? Seguramente porque estaban pidiendo dinero, o vendiendo algo para seguir el viaje hacia el norte. Pero conozco –son mis amigos– a muchos ilegales que trabajan en México sin ningún problema, quizá la pequeña diferencia radica en el color de la piel, incluso en su tamaño e idioma; la globalización de la asepsia racial llegó para quedarse.

El mundo se estremece porque un automóvil atropelló, en Charlottesville, el sueño de Martin Luther King; pero en la frontera sur “La Bestia” lleva años desmembrando a los soñadores, muchas veces con la ayuda de los supremacistas morenos que abundan por todas partes.

Tampoco se trata de comparar qué es peor, porque en ese caso podría hablar de Siria, de las migraciones masivas en África o de los ingleses del siglo XVI que, tras varios intentos fallidos y sangrientos, lograron establecerse en lo que hoy es sueño y pesadilla, cito a Isaac Asimov y su libro La formación de América del Norte: “Hubo una cantidad creciente de ingleses dispuestos a olvidar el trágico destino de la colonia de Roanoke, a lanzarse al océano y las soledades y a abrigar esperanzas en la posibilidad de iniciar una vida nueva y mejor en un nuevo mundo”.

Lo importante, y urgente, es darnos cuenta de la viga que tenemos en los ojos; porque poner caritas tristes ante el racismo de unos cuantos gringos locos es una payasada, si no hacemos nada cuando vemos atropellos como el que ocurrió en Morelia. La gente abandona sus tierras originarias en búsqueda de mejores condiciones, las fronteras son un artificio, el mundo es de todos y de nadie, aquí nacimos y tenemos derecho a vivir con dignidad. ¿Qué hago para frenar la barbarie? ¿Qué haces tú?