Tiempo de canallas…

 

Sólo un sujeto en uso de su canallesco arbitrio puede torcer la realidad


No se requiere una gran memoria, ni siquiera el esfuerzo por acordarse de algo que ha sido tan público, tan evidente, que sólo un sujeto en uso de su canallesco arbitrio puede evitar o torcer la realidad.

No es creíble, salvo para quienes lo escuchamos, que el candidato de la izquierda amarilla salpicada de azul y blanco mariano y naranja carcelario, tras negarse a responder el origen de su descomunal fortuna, 300 millones de pesos acumulados en su breve carrera política, ahora llame la atención sobre las corruptelas del actual gobierno. Que existen y debían ser castigadas, desde luego.

En una larga parrafada durante uno de sus actos de campaña, Ricardo Anaya, el mismo que mandó a su mujer y sus hijos a vivir en un país civilizado, mientras espera que los mexicanos le facturemos a su nombre el que habitamos, lanzó todas las culpas de la inseguridad a los tricolores, claro, al actual gobierno principalmente.

Tiempo de K Anayas, evidente. El ilustre blanquiazul se hizo el tontito para evitar la mención al primer gobierno
nacional panista, del hoy promotor tricolor e impulsor decidido de la legalización de drogas, Vicente Fox Quesada.

Para que quede claro, no sólo se establecieron acuerdos con los capos del narco, sino que en su gestión se registró
la primera fuga de El Chapo Guzmán.

Negocios son negocios y así, en forma insólita, crecieron las propiedades rurales del ranchero atrabancado que inclusive abandonó la procesadora de yerbitas denominada Empacadora don José.

Larga historia de esa empresa, contratante de niños para sus labores y ladrona de productos adquiridos que luego se negaba a pagar. Personalmente hay algo que narrar después de una venta de brócoli que finalmente debieron liquidar tras la publicación de un texto alusivo. Era campaña y se trataba de evitar raspones.

El gobierno que siguió, aplicando la tecnología priista y gracias a la intervención de Hildebrando, hermano de la Márgara, manipuló los resultados vía computadora. Pero no fue lo peor, a la mínima insinuación de Lazarillo Cárdenas, protector y benefactor de la familia Sahagún, Felipe Calderón desató las furias del averno, enfrentó a los cárteles y hasta la fecha lo pagamos en dinero y con vidas, muchas vidas.

Tiempo de canallas, tiempo de Anaya que bien podría iniciar una campaña ética, moral (cristianamente) y explicar qué hará si llega y cómo lo hará. Con todos nuestros defectos y asegunes, los votantes tenemos recuerditos de cada uno de los tres pretendientes.

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