Tiempos apasionantes

 

Waters nunca imaginó el peso que tendría su paso por nuestro país


¿Se dan cuenta de lo que significa el “no” de Colombia a los Acuerdos de Paz con las FARC, la renuncia del secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, y que ahora la política se haga a base de pájaros azules y muros?

Muros como el que pretende construir Donald Trump, muros como el que derribó el fundador de Pink Floyd, Roger Waters, el sábado pasado delante de casi 200 mil mexicanos recordando uno de los álbumes musicales más importantes de los años que antecedieron a la caída del muro de Berlín, me refiero a “The Wall”.

Waters nunca imaginó el peso que tendría su paso por nuestro país. Y es que, él es un músico que al igual que los propios Rolling Stones, se ha emocionado y emborrachado con todos los efluvios que emanan de nuestro pueblo, el mismo que se distingue por su personalidad explosiva.

Aunque el verdadero problema son nuestros dirigentes, y en ese sentido es una pena que ellos no se tomaran la molestia de asistir al concierto, excepto el que lo organizó, es decir, Miguel Ángel Mancera. Desde los gritos del Zócalo, hasta la petición unánime de “señor Presidente, escuche a su gente” se vivieron una noche previa al 2 de octubre que no se olvida. Aunque antes sólo era Tlatelolco y ahora, desafortunadamente para nosotros los mexicanos también es Ayotzinapa, es Nochixtlán, es Atenco y son todos los asuntos vitales que aún quedan por resolver. Problemas que se han ido incrementando hasta llegar a un punto en el que ya tenemos dos muros.

Uno, el que nos quiere levantar Trump, aunque en mi opinión ése ya existe, puesto que ya levantó el muro de la sospecha y el racismo en contra de todos los mexicanos.

Y el otro, es el muro interno –el que considero más grave– que no sólo separa a los pobres de los ricos, sino también separa la capacidad de pensar y de sentir de una gran parte del pueblo de México, mientras espera que haya respuestas al rosario interminable de cuestionamientos que nunca se terminan de contestar

¿Aún hay tiempo? Yo creo que no. Yo creo que se nos fue, y seguimos siendo un pueblo pacífico en el que tal y como están las cosas sería poco probable un levantamiento o estallido popular, considerando que nuestro Ejército más allá de luchar contra los malos, también garantiza el control territorial.

En ese sentido, es conveniente saber que tanto el muro interno, como las voces del pueblo, los intentos de paz y los gritos que no dejan de pedir ayuda, son los aspectos verdaderamente importantes que definen estos tiempos apasionantes en los que ahora vivimos.