Tormentas electorales

 

Los días transcurren inexorablemente hacia la fecha electoral


Nunca –por lo menos en los últimos siete sexenios y quizás antes menos– se habían visto tantos escándalos políticos y menos en vísperas de las elecciones del 1 de julio. Como si fuera una olla con maíz palomero, los estruendos de presunto lavado de dinero, de multimillonarios desvíos de fondos, de los enriquecimientos ilícitos, de más prófugos de la justicia que saquearon las arcas nacionales, o las comparaciones pseudo religiosas con uno de los candidatos a la Presidencia, hoy, erigido en el “salvador que dirime a delincuentes o pecadores” o a quienes buscan en la descalificación, posicionar a sus candidatos y mucho más.

Nadie hoy, en el torbellino informativo de escándalos, mide lo que puede generar esta, al parecer imparable, guerra entre partidos y políticos. Nadie es lo suficientemente responsable para advertir que lo que se vive actualmente es una tormenta de arena que no deja ver lo que le espera a México después de estas elecciones. Tomar una decisión equivocada al emitir el voto, puede resultar una decepción o peor aún, un sexenio de tumbos y más riesgos.

De un lado no hay claridad, por ejemplo, de lo que se puede y que no se puede hacer en las llamadas intercampañas. Los políticos tienen prohibido debatir, si de lo que se trata es de conocer propuestas, posiciones, capacidades. Descubrir a mentirosos, a quienes desconocen la realidad nacional, más allá de lo grave que es la pobreza, del vergonzante primer lugar en violencia. De la escandalosa corrupción .

Sin embargo, los días transcurren inexorablemente hacia la fecha electoral y entre pronunciamientos de ataque y descalificaciones, se llega a traer a prófugos 17 años refugiados en Canadá. Hoy se sabe que Napito Gómez Urrutia, que nunca piso una mina, pero que se llevó 55 millones de dólares de los mineros, pidió desde su exilio, 100 millones de dólares a cambio de levantar las huelgas mineras de Cananea, Zacatecas y otras.

TRANSPARENCIA EN LA CDMX

Y así, en medio de otros asuntos de nota roja, de la ubicación de un presunto hombre ligado, dicen, al candidato Ricardo Anaya, de un desvío de más de 2 mil 300 millones de pesos en Sedesol y Sedatu, con Rosario Robles Berlanga al frente de ambas y quien acudió a la PGR a exigir se le investigue en relación a lo publicado por un diario de circulación nacional. O del éxito de haber quitado a la Asamblea Legislativa el manejo del Fondo de Reconstrucción, que tuvieron en control los asambleístas, Luna, Moreno y Toledo y que logró el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, que creo una comisión transparente en el manejo de cada peso para ese fin.