Traído por el viento

 

El Nobel de Dylan es un reconocimiento que va más allá de la música y de las letras


La decisión de concederle a Bob Dylan el Premio Nobel de Literatura es, sin duda, un salto hacia adelante que adquiere especial relevancia en un momento tan confuso de la historia del mundo como el que ahora estamos viviendo.

 Robert Zimmerman se convirtió en Bob Dylan en homenaje al poeta Dylan Thomas. Vino de la América profunda y combinó esos pasos por la hierba como los que dio el poeta Walt Whitman a la búsqueda de la identidad norteamericana.

 Sin embargo, cuando América abandonó las granjas y empezó la conquista del mundo, Bob Dylan se convirtió en el símbolo universal de toda una generación para alzar la voz y asegurar que no sería más como una piedra rodante, porque se convertiría en la dueña de los éxitos o los fracasos de su propio tiempo.

Que se le otorgue el Nobel de Literatura a Dylan en el mismo año en el que Donald Trump compite por la presidencia de Estados Unidos, significa un cambio sustancial de apreciaciones en el sentido de recuperar algunos de los momentos de transformación más positivos que ha tenido esta sociedad desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

 Dylan es mucho más que un cantante, porque es un símbolo que a través del poder de los poetas, ha ido entregando los principales cuestionamientos o desafíos que ha tenido la historia moderna en su país.

Desde las respuestas que están en el viento, hasta el “Huracán” para denunciar en parte la segregación racial de los afroamericanos; las canciones de Dylan han sido como fotografías de la evolución del imperio del norte en sus relaciones con las nuevas generaciones.

 Pero ahora, entre el debate que se ha generado en torno a este reconocimiento, es importante entender que el mundo está conectado por Internet y que los 140 caracteres se han convertido en una obra literaria que usan todos los días más de 300 millones de personas a nivel internacional.

En ese sentido, darle el Premio Nobel de Literatura a un poeta que, además, se expresa con música significa estar a la vanguardia de los cambios que el mundo está viviendo.

Sin duda, el Nobel de Dylan es un reconocimiento que va más allá de la música y de las letras, porque es un Nobel para estos tiempos de confusión.

Y es un Nobel que debe resonar como si fueran las letras que han sido premiadas, dentro de la conciencia de los que el 8 de noviembre elegirán al nuevo presidente de EE.UU., una decisión que impactará al mundo entero.

 Porque ahora, como si fuera una de las estrofas de las canciones más importantes de Dylan, debemos admitir que los tiempos no están cambiando, los tiempos cambiaron ya.