Trump no es el problema

 

El problema no es aquel candidato o aquel gobernante, sino los poderes que han acumulado los gobiernos


Trump es una amenaza para la libertad individual y la propiedad privada, de entrada de los estadounidenses, y lo es porque el marco institucional (reglas del juego, comenzando por las normas jurídicas), de los Estados Unidos lo permite, siendo este, y no Trump, el verdadero problema. Pongo un ejemplo.

Trump, según lo dispuesto en el artículo 2205 del TLC (“Una Parte podrá denunciar este Tratado seis meses después de notificar por escrito a las otras Partes su intención de hacerlo. Cuando una Parte lo haya denunciado, el Tratado permanecerá en vigor para las otras Partes”), puede sacar a los Estados Unidos del mismo, lo cual abre posibilidades que van, desde la prohibición de importar productos hechos en México hacia los Estados Unidos, hasta la imposición de aranceles a las exportaciones de productos mexicanos hacia los mercados estadounidenses. Dicho de otra manera: prohibir o limitar el comercio entre mexicanos y estadunidenses, lo cual debe plantearnos esta pregunta: ¿quién es el gobierno para prohibirle al ciudadano comprar lo que le dé la gana, a quien le dé la gana (nacional o extranjero), en donde le dé la gana (en su país o en el extranjero)? ¿Tienen los gobiernos, comenzando por el de los Estados Unidos, el derecho para hacerlo? No, pero sí tienen, el estadounidense por delante, el poder para ello, debiendo tener claro que el poder ejercido sin derecho es tiranía.

Hoy no hay gobierno en el mundo que no tenga, en mayor o menor medida, de una u otra manera, esa impronta tiránica.

¿Cómo es posible que los ciudadanos (nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos), hayamos permitido que los gobiernos se metieran “hasta la cocina”, concentrando un poder que amenaza constantemente la liberad individual y la propiedad privada? Y lo más importante, ¿qué haremos los ciudadanos para sacarlo de la cocina? El problema no es este o aquel partido, este o aquel candidato, este o aquel gobernante, sino los poderes que, sobre la vida de las personas, han acumulado los gobiernos. ¿Lo seguirán haciendo?