Trump no es la principal amenaza

 

La amenaza no es Trump, sino las reglas del juego con las que operan hoy los gobiernos


Hoy toma posesión Trump, y más de uno (muchos mexicanos incluidos) se considera amenazado en su libertad y propiedad, consideración que, a partir de todo lo dicho por Trump, está bien fundamentada, pero la causa, ¡la verdadera causa!, de la amenaza no es Trump, sino las reglas del juego con las que operan hoy los gobiernos (comenzando por el mexicano), reglas que le permiten a los gobernantes violar legalmente, ¡con la ley de su lado!, y por ello impunemente, ¡sin ningún castigo!, los derechos de los ciudadanos.

La amenaza no es este o aquel presidente, sino gobiernos que, dadas las reglas del juego con las que operan, pueden invadir la vida privada de los ciudadanos, limitando el ejercicio de su libertad y el uso de sus propiedades. ¿Cómo fue que los ciudadanos permitimos tales excesos? ¿No nos dimos cuenta de lo que estaba pasando? Y si nos dimos cuenta, ¿por qué no actuamos en consecuencia? Pongo un ejemplo de lo dicho.

Trump puede, si cumple con las reglas del juego se lo permiten, prohibirle al consumidor estadounidense comprar lo que le dé la gana, a quien le dé la gana, en donde le dé la gana. ¿Cómo puede hacerlo? Prohibiendo o encareciendo la importación de ciertos productos. Prohibiendo: cierra las fronteras de Estados Unidos a esos productos.

Encareciéndolos: permitiendo su entrada pero gravándolos con un arancel, uno de cuyos efectos es que el consumidor estadounidense desembolsará una mayor cantidad de dinero para comprarlo. En ambos casos se limita, ¡arbitrariamente!, el ejercicio de la libertad y el uso de la propiedad.

¿Quién es el gobierno, el de Trump y cualquier otro, para decidir por los ciudadanos qué pueden comprar y qué no pueden comprar? Nadie, y sin embargo lo hacen, no porque tengan el derecho para hacerlo, ¡que no lo tienen!, sino porque tienen el poder para ello. Pero el poder ejercido sin derecho es tiranía.

La amenaza no es Trump. La amenaza es el gobierno, y lo que las leyes le permiten.