Última oportunidad

 

Esta administración tendrá que trabajar para desprenderse de la sombra de la impunidad y los excesos de los gobernadores


El combate a la corrupción es un tema pendiente en la historia de México, una asignatura que los dos sexenios panistas prefirieron anunciar como bandera política y a la hora de la hora, ni voltear a ver y mucho menos mencionar durante sus Gobiernos –y qué decir de los más de 70 años del PRI que dejaron escuela para realizar prácticas clientelares, que nos endosaron una factura que seguimos pagando con creces.

Tras los niveles históricos a la baja de credibilidad e impopularidad del gobierno de Enrique Peña Nieto al comienzo de este 2017, la única salida política para alcanzar márgenes de operación o credibilidad en sus restantes dos años deberá ser irrestrictamente el combate a la corrupción, y éste tendrá que llevarse a cabo, obligatoriamente, en los más altos niveles de la burocracia.

Esta administración tendrá que trabajar para desprenderse de la sombra de la impunidad y los excesos de los gobernadores, directores de paraestatales, líderes sindicales y fracciones legislativas de extracción priista; de lo contrario su derrota política estará anunciada en el Estado de México y para la Presidencia en 2018.

No existe nada más grave para un Gobierno que una relación fracturada y repleta de incredulidad con sus gobernantes, y eso es precisamente la lectura de lo que sucede, nuestro Presidente debe desprenderse de la cultura de la cofradía y del “amiguismo”, porque de no hacerlo, el linchamiento en redes sociales y en el resto de la opinión pública propiciará un desprestigio de proporciones épicas.

No es de extrañar que al solicitar en cadena nacional un “sacrificio” de parte de los mexicanos, éstos lo ignoren y genere antipatía al entenderse como una incongruencia del Ejecutivo Federal.

La lucha rumbo a 2018 comenzó. Deberán caer ex gobernadores incómodos, porque ésta será la última oportunidad.