Un golpe de mano…

 

Es la expresión usual cuando se aplican decisiones inconsultas o supuestamente sometidas al juicio de las autoridades responsables, pero que inicialmente quedan en poder de un solo individuo. Eso es lo que pasa en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México por decisión de un voluntarioso y cuestionado gobernador capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, por […]


Es la expresión usual cuando se aplican decisiones inconsultas o supuestamente sometidas al juicio de las autoridades responsables, pero que inicialmente quedan en poder de un solo individuo. Eso es lo que pasa en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México por decisión de un voluntarioso y cuestionado gobernador capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, por siglas MAME y por mote Ternurita.

Desde que se cancelaron las regencias en las que el encargado tenía especial cuidado en no meter la pata, porque sus errores se los cargaban al presidente, con el primer gobernador salido de las urnas llegó la autocracia, el gobierno a cargo de una voluntad única. Así vimos la construcción de vías elevadas para los ciclistas, pero tan mal planeadas que nadie se atreve a usarlas.

Cruzan airosamente el Paseo de la Reforma a la altura de donde comienzan las Lomas de Chapultepec evidenciando un gasto tonto, inútil e invisible porque, curioso, nadie nota el cruce paralelo al Circuito Interior, la jaula redonda reservada a los practicantes del ciclismo. Si al menos le hubiesen hecho entradas y salidas para cruzar sin riesgos la avenida, tendrían utilidad real y el costo sería menos sensible.

A las decisiones que anuncia Claudia Sheinbaum a tontas y a locas, sin orden ni concierto, al tun tun, sin pedir permiso a su jefe, don Peje, ayer conocimos su primera gran decisión: para borrar todo antecedente que remita a los anteriores gobernantes: cambiará el logo de la capital, que no será representada por sus símbolos naturales: el Monumento, el Ángel, el Castillo, el Palacio, el Museo, y así hasta la eternidad; en adelante veremos un par de clips de oficina en color verde esperanza. Así ratificaremos que Morena es el partido de la esperanza.

Una sola cosa agradecible: que nos libre del rosa mexicano que tanto agrada a Ternurita y sus amigos íntimos; para que se vea su generosidad, Clau anuncia que los taxistas no tendrán que cambiar los colores de sus vehículos.

Aparte de anunciar que la Guardia Nacional no actuará en la capital (si es nacional y de carácter federal, no sé cómo podrá impedirlo), el concurso del logotipo es lo primero que se sabe en forma concreta de lo que caracterizará al gobierno morenista entrante. Concurso clandestino, participantes ignotos, ganador foráneo y anuncio pelón, sin más, de la funcionaria sobre el triunfador. Todo clarito, sin resquicios para la menor duda. Gobierno transparente, pues.