Un mundo de muros

 

Trump es un hombre de muros


Y al final del día usted, yo, aquel y todos terminamos por cosechar lo que sembramos.

Trump ha hecho de su vida un muro permanente, con los ricos, con los intelectuales y hasta con la gente que trabajaba para él y le seguía. Trump es un hombre de muros.

Pero en algunos casos, no sólo tiene muros, también tiene pozos, como su relación con las mujeres.

Ahora, no seré uno más de los que haga la evaluación del primer año sobre el actual presidente de Estados Unidos (EU), porque el balance de Trump en la Casa Blanca ya está hecho.

Quiero señalar que, en ese balance, México y los mexicanos no sólo atravesamos por un momento crucial ante las condiciones que ha pretendido imponer, y que ahora tienen al gobierno estadounidense prácticamente paralizado, sino que poco a poco y “trumpada” tras “trumpada”, él y su modelo se sitúan en una posición que cada vez resulta más difícil.

¿A qué aspiran los que están con él? A algo muy sencillo, a medir, en términos de senadores, de congresistas y del uso del poder, cuánto cuesta realmente Trump y cuánto costará en las elecciones de noviembre.

Mientras tanto nosotros, los mexicanos, hacemos bien siguiendo nuestro camino y procurando no vivir pendientes del insulto “trumpista” del día.

Hacemos bien en saber que, por mucho que él mantenga buenas intenciones hacia alguno de nuestros compatriotas con cargos en el gobierno, no evitará que debamos aprender a vivir sin confiar en la lógica, ni en el sentido común del mandatario, de nuestro temeroso vecino del norte, porque sencillamente no lo tiene.

México debe hacer un muro mental, un muro de adaptación, para ser capaz de reconstruir la relación con EU sobre otras bases. Es una gran oportunidad, la cual espero que aprovechemos.

Tendremos que construir y reconstruir el mundo de acuerdo a nuestras potencias y no siendo tan dependientes de nada ni de nadie.

Porque ahora con tanto muro, tanto improperio, desacierto y tanta barbaridad, no hay que olvidar que la estabilidad financiera y militar del mundo, entre muchas cosas más, dependen de la Unión Americana, y están en manos de alguien que no es previsible, que no ha aprendido a jugar en equipo, no tiene ningún interés en aprender el oficio, y que considera que la historia es una enfermedad tropical.

En ese contexto debemos formular propuestas que vayan delinieando cómo será el futuro, la esperanza y el trabajo de México, cuando saquemos la cuenta de lo que nos espera en una situación de dominio mental, como el que hemos vivido desde el día que dejamos de ser tan diferentes, y nos incorporamos al mundo moderno con el TLC.