Un recuerdo nazi…

 

Antes fuimos la dictadura perfecta ejercida por el PRI, hoy es el Armagedón si los mexicanos, equivocados o acertados, se vuelcan en favor de don Peje


Mario Vargas Llosa me ha parecido siempre un payaso, enamorado de su persona, inmoral en su vida privada y un oportunista que no dudó cuando tuvo que abjurar de su nacimiento peruano, tras ser rechazado por la paisanada que prefirió a Alberto Fujimori como presidente de su país.

Vargas Llosa, lo saben ciudadanos nacidos en esa sagrada tierra de los incas, siempre se supo hombre blanco en territorio de conquista, poblado por indios a los que consideraba inferiores. Y que lo idolatraban por inteligente, guapo y, desde luego, elegante. Suponía.

Me parece antipático cuando pontifica en términos de ciencia política.

La imaginación es lo suyo y el análisis social se le escapa porque después de todo no conoce a su pueblo ni al de otros países.

Antes fuimos la dictadura perfecta ejercida por el PRI, hoy es el Armagedón si los mexicanos, equivocados o acertados, se vuelcan en favor de don Peje.

En su deambular por el continente, el escritor y Premio Nobel se hizo fama de hombre de izquierda; recibido el Premio Casa de las Américas, en La Habana, aprovechó para declararse crítico del gobierno de la isla y al cuestionársele la aceptación del premio en efectivo, razonó que los necesitaba para la adquisición de una casa.

Supongo que eso basta para definir la solidez ideológica de este señor al que debemos admitir su derecho a expresar opiniones, acertadas o cuestionables.

Osciló a la derecha defendiendo a Menem, a los Kirschner y al actual Macri, todos de reconocida ladronería.

Hoy en España observa la evolución del separatismo creciente del que no opina u opina poco. Está demasiado ocupado con la señora con que vive.

En todo este pachanguerío surge una señora a la que le dicen historiadora y desde El Colegio de Sonora, Carmen Bojórquez quiere lanzar a la hoguera la obra de Vargas Llosa como represalia por su comentario sobre López Obrador al que, por cierto, nunca menciona.

La Bojórquez se suma a Beatriz Gutiérrez, que califica de mediocre al escritor peruano. ¡Un Premio Nobel sujeto al juicio de la esposa de un político que ha escrito tantos libros que le han permitido veinte años de vivir sin trabajar!

En el colmo de la indecencia, la historiadora dijo que la quema de libros se hace en España y otras partes, pero “México no está maduro para entenderlo”.

Buen anticipo de garantías constitucionales que quedarán en la memoria de quienes gocen la suprema felicidad de la constitución moral…