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Artemisia tenía 17 años cuando presentó su primera gran obra


Botticceli, Leonardo, Raffaello, Miguel Ángel, Caravaggio, Rubens, Rembrandt, Van Eyck, Zurbarán, Murillo: artistas que con sus manos privilegiadas plasmaron con pintura sobre lienzos la belleza del arte, hombres que le confirieron su nombre a las más bellas pinturas de todos los tiempos. Pero, ¿y las mujeres..?

Las mujeres no podían pintar por carecer de acceso a las academias, excepto algunas que, por talento excepcional, lograron expresarse líricamente. Es el caso de Artemisia Lomi Gentileschi, ubicada en el barroco durante la primera mitad del siglo XVII, pues nació en Roma el 8 de julio de 1593 y murió en Nápoles hacia 1654.

Fue hija de Orazio Gentileschi, pintor toscano, de quien recibió la influencia caravaggista y un límpido rigor del dibujo al que imprimió una acentuación dramática tomada de las obras de Michelangello da Merisi, el Caravaggio, cargadas de efectos dramáticos.

Artemisia tenía 17 años cuando presentó su primera gran obra, tal vez con ayuda de su padre, Susana y los viejos, cuadro en el que ya se aprecia el realismo caravaggiesco.

En 1614 Orazio Gentileschi vio conveniente sacar a su hija de Roma, se trasladaron a Florencia donde su padre convino la boda de su hija con el maestro Stiattino, pintor florentino. En la ciudad de los Medici su fama se extendió por sí misma, recibió encargos de personajes de renombre, como un sobrino de Miguel Ángel Buonarroti, entabló amistad con Galileo Galilei y en 1616 se vio privilegiada con ser la primera mujer en ingresar a la Academia de las Artes y el Diseño, de Florencia.

En 1627 cambió su residencia a Venecia, en busca de encargos más lucrativos, donde la influencia de los maestros venecianos quedó plasmada en obras como la Venus durmiente.