La fuerza del amor

 

El anuncio de que Videgaray estará fuera del gobierno no será suficiente para recuperar la credibilidad


Mientras que Juan Gabriel decía adiós elevándose entre las nubes y cantando sobre la Alameda –con un coro de más de 700 mil mexicanos– en aquel palacio que un día soñó Porfirio Díaz como la demostración de que en algún momento de la historia México sería como París; nuestro Presidente en China hacía unas declaraciones realmente alucinantes. Y es que, escuchando esas palabras de Enrique Peña Nieto sólo se puede pensar en la fuerza del amor.

Puesto que esa defensa tan cerrada de sus colaboradores y esa declaración universal en la que aseguró que nadie le sugirió invitar a Donald Trump porque fue su idea y él es el único responsable, pese a que diversas fuentes han confirmado que el ahora exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, fue al que se le ocurrió tan nefasta idea; es algo que por lo menos habla bien del sentido de las lealtades de nuestro Mandatario. Aunque es muy conveniente saber que las consecuencias de esas lealtades son algo muy diferente.

“Amor eterno” cantaba Juan Gabriel y al final del día “Jamás te dejaré”. Y es que, pocas veces hemos visto una concentración tan grande del pueblo de México –en puro y en abstracto– frente al Palacio de Bellas Artes.

Eso me lleva a recordar que a Peña Nieto lo eligió una parte del pueblo que despidió a Juan Gabriel, el pueblo de las pasiones, el pueblo de los mexicanos al grito de guerra, el pueblo que ahora por segunda semana consecutiva está sumamente herido.

Y ahora es necesario hacer un esfuerzo para que el pueblo de verdad crea que todo lo que se hace desde los palacios y desde las diferentes sedes de los gobiernos es para ellos y no contra ellos. Sin embargo, me temo que el anuncio de que Videgaray estará fuera del gobierno –aunque en realidad seguirá presente– no será suficiente para recuperar la credibilidad y apaciguar la furia del pueblo.

Comprendo que desde la macroeconomía hay que intentarlo todo, pero desde el punto de vista del precio de la vida y de la dignidad de los seres humanos hay ciertos límites y esos son los que ahora ya se traspasaron.

Prometo no volver a hablar de la visita de Donald Trump a nuestro país, pero lo que sí considero importante señalar con el dedo es que de verdad esas cosas ¡no se hacen! Aunque por lo demás tengo una profunda alegría como ser humano de tener a un Presidente que frente al ego, las estatuas, las cámaras y la historia, prefiere morir defendiendo una gran amistad.

@antonio_navalon