Violenta transición

 

Ahora el 2018 se muestra violento y difícil


Hace 17 años no sólo estremecimos al mundo, puesto que veníamos de lo que Vargas Llosa denominó como “la dictadura perfecta”, sino que además nos llevamos una gran sorpresa como mexicanos ante lo civilizada, democrática y tersa que fue la transición en el poder que ponía fin a 70 años de gobierno hegemónico del PRI.

Lo que hicieron en aquel momento tanto el gobierno de Ernesto Zedillo como los nuevos equipos que ocuparían el poder —quienes después resultaron no estar tan preparados, ni conocer realmente lo que significaba la llegada de Vicente Fox a la presidencia— fue ejemplar y ha sido utilizado al interior y al exterior del país como un modelo de transición exitoso.

Lo que pasó después ya lo conocemos, aquello empezó a deteriorarse y en 2006 ganó de nuevo el PAN aunque sólo con 35.9 por ciento de los sufragios, lo cual no le resta legitimidad democrática al éxito de Felipe Calderón, pero sí a todos los hechos que llegaron en cadena y que en parte fueron rectificados en la elección 2012.

Ahora el 2018 se muestra violento y difícil.

Y cuando pienso en la diferencia entre poner punto final a 70 años de poder o simplemente cambiar de sexenio, me doy cuenta de que los 70 años son una gran bolsa que se come todo y donde nadie es responsable de ningún crimen y de ningún robo. Sin embargo, un sexenio es un periodo en el que es posible identificar que los malos tienen cara y responsabilidades históricas.

Al observar la forma en la que se va planteando esta transición me preocupa, no sólo porque es la primera transición desde Plutarco Elías Calles, que está en medio de un río de sangre, con una guerra civil no declarada y detonada por Calderón contra el narcotráfico, sino porque política y socialmente comienza a generarse un clima muy violento que no anuncia nada nuevo ni bueno para la elección de 2018.

El rearme desde diferentes posiciones, el miedo que siempre ha sido mal consejero y la creencia de que tenemos que repetir los pactos que al parecer fueron funcionando desde 2006, pueden llevarnos a una confrontación en la votación y en las formas democráticas que resulte muy difícil de controlar.

Pero además hay otro factor que no podemos ignorar, y eso es el uso y abuso del papel de las Fuerzas Armadas y su indefensión legal, un aspecto que parece no tener la consideración de ninguna de las partes en nuestro país.

Y así mientras los políticos velan sus armas, sus miedos, sus razones, sus éxitos y sus fuerzas, hay otras fuerzas que vamos provocando de manera inclemente día a día y que unido a la pérdida del sentido de la mesura en los cambios, puede dar como resultado una transición extremadamente violenta.

Twitter @antonio_navalon