¿Y dónde queda la ley?

 

La legalidad en este país sigue siendo, como lo ha sido en cuestiones relacionadas a la política, un instrumento de negociación


Los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación siguen siendo igual que hace 10, 15 o 20 años. Están acostumbrados a la impunidad y a que los expedientes que se conforman en cada uno de sus delincuenciales actos pasen al olvido.

Claro está que cuando algo les afecta de inmediato sueltan la trillada frase “Ni perdón ni olvido”, con la que arengan a la unión de las organizaciones antagónicas al Gobierno Federal para enfrentarlo y confrontarlo. Al igual que en las pasadas ocasiones: llegan, marchan, hacen un campamento y anuncian que no se moverán hasta que haya solución a sus demandas.

Hasta ahora tanto el Gobierno Federal como el Gobierno de la Ciudad de México habían sido omisos en el cumplimiento estricto de la ley otorgando todo tipo de permisibilidad para que hicieran sus desmanes. Pero esta vez fue distinto, desde el inicio recibieron la advertencia de que ante las cuatro faltas seguidas las autoridades procederían a poner en marcha el mecanismo de separación y desde luego la suspensión de salarios.

Lo que todos esperamos es que se cumpla lo ofrecido y esta vez no exista perdón y olvido desde el Gobierno Federal, pues resultaría patético que los señores recibieran íntegra su quincena al final del mes. La invitación de los miembros de la Policía Federal Preventiva para que abandonaran la Plaza de Santo Domingo resultó patética por el argumento utilizado. Señalarles que “muchos de ustedes tiene orden de aprehensión y por lo tanto es mejor que se retiren” equivale a lo mismo que “seguirá habiendo impunidad porque esta vez no haremos cumplir la ley”.

Para decirlo de otra forma, la legalidad en este país sigue siendo, como lo ha sido en cuestiones relacionadas a la política, un instrumento de negociación. Lo que esperamos los mexicanos es que el anuncio del titular de la Secretaría de Educación Pública sea una realidad para cobrar las afrentas de ese grupo de desestabilizadores en que se convirtió la CNTE. Lo necesitamos los mexicanos y lo necesita el Gobierno Federal para que entendamos todos que la ley no es moneda de cambio y que quien la viole tiene que atenerse a las consecuencias. De no ser así, esta sociedad estará siendo condenada al fracaso con todo y su Gobierno. Al tiempo.

FF