El presidente Enrique Peña Nieto habló fuerte y claro ante embajadores y cónsules de México, principalmente de Estados Unidos, y aseguró que no habrá sumisión. Ni se permitirá, por ningún motivo, atentar contra la dignidad, ni contra la soberanía de México, ni contra el libre flujo de inversiones en nuestro país y de las remesas de los connacionales desde la Unión Americana.
Los pronunciamientos de Peña Nieto generaron reacciones de apoyo y de las acostumbradas críticas en su contra, pero que le dieron en la información espacios en los principales medios de Estados Unidos una respuesta inmediata al presidente electo, que pareciera tener una fijación contra México, con mensajes, amenazas veladas o comentarios que ya hartaron.
Si bien son 11 millones de hispano parlantes, de los cuales gran parte son de origen mexicano, nadie del Gobierno Federal, ha sugerido siquiera por ejemplo, que los mexicanos allá, dejarán de trabajar durante dos días, para que se sintiera más en la realidad, lo que fue una película reveladora “Un día sin mexicanos” que trata de lo que ocurriría a Estados Unidos si la planta laboral suspendiera actividades.
Por otra parte, hacia la sociedad en general se percibe en las redes sociales, en intervenciones en programas de radio y entre los comensales o bebedores de café un hartazgo de lo pronunciado por el presidente número 45 de Estados Unidos. Así las cosas. No hay que tener miedo a nada, y esperar a que el 20 de este mes, Trump asuma la presidencia de Estados Unidos.
AHORROS, LOS QUE FALTAN DE SUMARSE
A la realidad que demanda que se haga un mayor esfuerzo de ahorro en los sectores políticos en general y en la iniciativa privada y otros, se dan ya los primeros resultados, y el Instituto Nacional Electoral regresa 70 mil millones de pesos, autorizados para construir dos nuevas torres de oficinas, se decide reducir en 10 por ciento, salarios de funcionarios federales, diputados, senadores, de secretarios y Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Que cada quien se pague su celular, su café y su gasolina.
Las crisis son oportunidad y, ésta, nos demuestra cómo por décadas y a costa de los impuestos, se pagan seguros de gastos médicos, salones de belleza, dentistas, asesores que en algunos casos llegan a ser hasta 20 para un consejero electoral y otros gastos que francamente resultan escandalosos.
No hay país que aguante lo que se da en México, cuando las condiciones de la realidad económica son para los mexicanos las actuales.
