Ya éramos muchos y parió la abuela

El juez Anthony Kennedy anunció esta semana su decisión de jubilarse. La importancia de este hecho radica en que el juez Kennedy es uno de los nueve miembros de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos de América y en que de esos nueve miembros, el juez pertenece al grupo que podría calificarse de moderado, progresista y liberal.

Anthony Kennedy, por ejemplo, ha sido una pieza fundamental en el respaldo que el tribunal supremo estadounidense ha dado a legislaciones que favorecen el respeto a los integrantes de la comunidad LGBTI.

La retirada de Kennedy del majestuoso edificio neoclásico ubicado a espaldas del Capitolio en Washington DC, implica que Donald Trump podrá contribuir aún más a la radicalización hacia la derecha del máximo tribunal del país. Hay que recordar que Trump ya logró que el Senado le aprobara su primera nominación de un juez para integrarse a la Corte Suprema en la persona de Neil Gorsuch, lo que ha impactado en el perfil ideológico de los jueces que integran la máxima instancia del Poder Judicial nacional, lo cual se pudo ver en la resolución a favor del veto migratorio impulsado por el presidente contra los nacionales de algunos países de población mayoritariamente musulmana que fue recientemente avalado por la Suprema Corte de Justicia. Aval en el que el juez Gorsuch jugó un papel fundamental.

Con la retirada de Kennedy programada para el último día de julio de 2018 a Donald Trump se le abrirá la puerta tanto para nominar, como para que el Senado le apruebe la nominación de otro juez conservador que refuerce el carácter antiliberal de la corte antes de las elecciones legislativas de noviembre. Para variar, malas noticias desde Washington.