Casa de la sagrada Familia en Egipto

Casa de la sagrada Familia en Egipto
 

Ver y Creer | San Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia, nos lleva a la meditación de la Sagrada Familia en su huida a Egipto guiada por san José: “¡Admiren una vez este acontecimiento maravilloso! Palestina persigue a Jesús y Egipto lo acoge y lo salva de sus cazadores” Aquella incursión a tierras ajenas, con […]


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San Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia, nos lleva a la meditación de la Sagrada Familia en su huida a Egipto guiada por san José: “¡Admiren una vez este acontecimiento maravilloso! Palestina persigue a Jesús y Egipto lo acoge y lo salva de sus cazadores”

Aquella incursión a tierras ajenas, con sus viajes recorriendo más de dos mil kilómetros, tanto de ida como de vuelta, no fue nada sencillo teniendo cómo único medio de transporte a un dócil burrito y una barca para cruzar el gran río Nilo, además de los pies de san José. Ellos soportaron el cansancio extremo, inclemencias del tiempo, hambre y sed, y la angustia de la persecución.

Ya en Egipto, durante tres o cuatro años san José trabajó entre desconocidos y tuvo que adaptarse a una cultura extraña, en este lugar de nuestro mundo que es una reliquia conservada con veneración porque aquí es donde el Niño Jesús dio sus primeros pasos y donde comenzó a hablar.

San José encontró un lugar para establecerse en la ciudad del Cairo, cerca de donde estuvo la fortaleza romana de Babilonia, en una casa de la que hasta ahora se conservan vestigios arqueológicos y sobre la que se edificó una primigenia iglesia a finales del siglo V que fue afectada por el incendio del barrio de El-Fustat ocurrido en el año 750, por lo tuvo que ser reconstruida, y desde entonces intervenida en varias ocasiones con restauraciones desde la época medieval y hasta nuestros días.

Cada año el día 24 de Bachons (mes del calendario copto), que corresponde al 1 de junio del calendario gregoriano, los cristianos egipcios conmemoran con una misa y cánticos la llegada de la Sagrada Familia a Egipto.

La iglesia de planta basilical de tres naves, mide 29.9 metros de largo por 18.97 de ancho. La nave central, cubierta en su exterior por un tejado doble, alcanza los 15.4 metros, y las naves laterales, revestidas con tejados planos horizontales, miden 6.25 metros de altura cada una. Cuenta con tres cúpulas y su acceso principal se ve precedido por un nártex que predispone al encuentro con lo sagrado.

Al interior, las naves están separadas por dos filas de seis columnas, once de ellas talladas en mármol blanco y una en granito rojo, decoradas con exquisitos iconos, de los siglos XV y XVI, que presentan escenas de la vida de Jesucristo, de la Virgen María y de santos.

El ábside se recubrió con mosaicos de mármol, y el púlpito, que originalmente fue de madera, se reemplazó por uno de mármol con incrustaciones de ébano y marfil.

Una estrecha escalera de piedra caliza da acceso al subterráneo donde estuvo la casa de la Sagrada Familia, consistente en un espacio de dos habitaciones con techo abovedado sostenido por varias columnas, habilitado hoy como capilla con altar celebrativo.

 

 

Por: Roberto O’Farrill Corona