El otro Anaya

 

En sus más de 30 años de existencia como partido político, Anaya Gutiérrez se encuentra, en este momento, en el zenit de beneficios logrados gracias


Dobleces |

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Conocedor de los recovecos de la cuatroté, negociador por naturaleza y conveniencia, Alberto Anaya Gutiérrez regresa a San Lázaro como coordinador parlamentario del Partido del Trabajo. Sin empacho, el fundador y dirigente vitalicio del PT, ratifica su lealtad a la 4-T pero en la reforma político-electoral del presidente la cual incluye desaparecer la figura de diputados plurinominales se niega a ir en comparsa debido a que la subsistencia de este partido en San Lázaro se sustenta en sus alianzas y los lugares vía plurinominal que ha logrado.

En sus más de 30 años de existencia como partido político, Anaya Gutiérrez se encuentra, en este momento, en el zenit de beneficios logrados gracias a su encomiable reverencia a la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador; anteriormente a la política de genuflexión ante los intereses del PRD.

En su agenda, la reforma electoral es el tema con el que venderá caro su “amor político” ya que en palabras del dirigente “un tema importante es el de una reforma electoral integral. Tendríamos que evaluarla, analizarla, elaborar nuestra propuesta más amplia, que considere todos los aspectos, y en ese marco de una reforma electoral integral, nuestro partido ya tendría una posición más completa, más analizada y sobre todo una posición más globalizada”.

Y es que el paso del PT en el espectro político lo han llevado a tejer alianza a conveniencia. Sus amarres políticos lo mismo con dirigentes del PRI como Roberto Madrazo, PRD en su momento, y ahora con Morena lo llevan de la negociación a la sumisión. El poder de Anaya Gutiérrez está en lo económico; lo político lo deja en manos de sus subalternos y sus aliados.

La bancada de diputados petistas en la 65 Legislatura se fracciona y en este momento no garantiza su voto a favor de las propuestas de reforma constitucional la eliminación de los diputados plurinominales, y la que supeditará a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Como muestra son siete legisladores plurinominales los que alcanzó el PT para esta legislatura por ello es que van por una reforma electoral más agresiva contra los órganos electorales que sobre los partidos y lo que repercute en San Lázaro.

Con 37 diputados obedientes a sus caprichos, Alberto Anaya buscará a través de la coordinación tener diálogo más directo con Morena y con el Presidente ya que desde su trinchera como dirigente del PT pocas oportunidades tuvo en los tres primeros años de la cuatroté de estar cerca o entablar diálogos en Palacio Nacional.

Alberto Anaya tiene una “sana distancia obligada” con Morena. Impulsar a la atleta-política Ana Gabriela Guevara al gobierno de Sonora fue uno de los disgustos que provocó molestias en Palacio Nacional. Anaya lo sabe. Pero fue parte de una jugada para hacerse notar y recordar que obedecen a lo que le pidan a su partido. Sin embargo, para el dirigente lo importante es mantenerse en el legislativo y cuidar sus cotos de poder ya que ellos son su prioridad.