En el marco del Día del Estudiante

Lamentablemente, estamos ante un rezago educativo de 3 años y de no cambiar la estrategia en la docencia, los jóvenes no podrán lograr mejores condiciones de vida en su futuro.
Kenia López Rabadán Publicado el
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Kenia López Ramadán*

Cada 23 de mayo, se conmemora el Día del Estudiante. En México, recordamos al movimiento estudiantil de 1929 con el que se logró la autonomía de la Universidad Nacional.

En esa fecha, el gobierno ordenó el cierre de las instalaciones de la Facultad de Derecho, lo que derivó en un enfrentamiento entre policías y estudiantes, hecho que sirvió de parteaguas para que se declarara oficialmente la huelga estudiantil.

Después de estos enfrentamientos, los estudiantes exigieron, entre otras cosas, que se reconociera la autonomía de la Universidad Nacional, se declarara el 23 de mayo como el Día del Estudiante y se colocara en la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, una placa en honor a quienes resultaron heridos aquel día.

El 29 de mayo de 1929, el Presidente Portes Gil remitió al Congreso la reforma que reconocía la autonomía de la Universidad Nacional. Finalmente, esta modificación legislativa fue promulgada el 10 de julio del mismo año, con lo que nació la Universidad Nacional Autónoma de México.

Este día no debe pasar desapercibido. Los estudiantes han promovido importantes acciones para beneficio de la sociedad. Son ellos, quienes alzan la voz ante las injusticias. Quienes abanderan causas sociales. Quienes han ayudado a fortalecer instituciones y tienen un papel sumamente importante en la vida nacional del país.

Según datos del último Censo de Población y Vivienda, 33.6 millones de personas entre 3 y 29 años se encuentran inscritas a alguna institución educativa. Y la pandemia ocasionó que 1 millón 47 mil 227 alumnos dejaran las escuelas durante el ciclo escolar pasado, por lo que en el marco de este día tan importante para la comunidad estudiantil, es necesario recordar que se debe reforzar la política educativa, se debe evitar la deserción escolar y se deben fortalecer los mecanismos de evaluación de los estudiantes.

El IMCO, señala que el 33% de la población en edad de estudiar una carrera, decide no hacerlo y se integra al mercado laboral, mayormente al mercado informal. 7 de cada 10 jóvenes de 15 a 24 años, trabajan en la informalidad y en consecuencia, carecen de seguridad social y no se les garantizan sus derechos laborales, lo que implica que vivan una situación incierta.

Lamentablemente, estamos ante un rezago educativo de 3 años y de no cambiar la estrategia en la docencia, los jóvenes no podrán lograr mejores condiciones de vida en su futuro. Estudiar el bachillerato, una carrera, elevan las posibilidades de los jóvenes a tener mejores empleos, con mayor formalidad y mejores ingresos. Por ello, es imperante robustecer el sistema educativo e impulsar un vínculo entre las empresas y los estudiantes.

*Senadora / presidenta de la comisión de Derechos Humanos

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