La Mendicidad de la Jueza 38 Civil

La Mendicidad de la Jueza 38 Civil
 

Hay ocasiones en que quienes trabajamos en los medios de comunicación tenemos la obligación de relatar los excesos del poder, para evitar que los miembros de la presunta “Casta Divina” sigan cometiendo esas arbitrariedades que la han distinguido en la ocupación de cargos públicos de alta relevancia. Un juzgador es parte importante del entramado institucional […]


Hay ocasiones en que quienes trabajamos en los medios de comunicación tenemos la obligación de relatar los excesos del poder, para evitar que los miembros de la presunta “Casta Divina” sigan cometiendo esas arbitrariedades que la han distinguido en la ocupación de cargos públicos de alta relevancia. Un juzgador es parte importante del entramado institucional por la responsabilidad que significa la impartición de la justicia, que es uno de los cometidos principales de todo estado de derecho. Por ello me parece patético el comportamiento de la titular del Juzgado 38 Civil en la Ciudad de México.

Sabido es que los estudiantes de la carrera de Derecho en todas las universidades del país que aspiran a ser parte integrante de esa “casta divina” que se conforma por Jueces, Secretarios, magistrados, proyectistas y Ministros, para ser parte integral del Poder Judicial de la Federación, tienen que entrar como meritorios en alguno de los innumerables juzgados que existen en todas las latitudes del país. Lo esperado es que esos pasantes adquieran no tan solo habilidades y conocimientos, también esa decencia y probidad que debe ser la característica principal de un juzgador.

El problema es que no todos los miembros del poder judicial son probos y honestos, porque antes que ser justos muchos de ellos cometen diversas injusticias con esos jóvenes que quieren adquirir conocimientos en la practica cotidiana de una dependencia judicial. Por eso le voy a platicar un caso que en lo personal me ha parecido patético y deleznable, y tiene como protagonista a la titular del Juzgado 38 Civil ubicado en el Tribunal Superior de Justicia en la calle de Niños Héroes en la Colonia Doctores de la Ciudad de México.

Alejandra Beltran Torres es titular del Juzgado 38 Civil, y acostumbra surtirse de jóvenes que quieren realizar su servicio social adquiriendo esa práctica tan necesaria para el ejercicio exitoso de la profesión de Licenciados en Derecho. Pero también hay que señalar que no es una mujer que se precie de enseñar, por el contrario, de lo que sí puede vanagloriarse es de la forma tan detestable que emplea para esclavizar a los jóvenes y prodigarles un trato inhumano a la vez que tiránico.

Los jóvenes aspirantes a pertenecer al Poder Judicial de la Federación han tenido que aguantar jornadas intensas y de más de doce horas porque a Doña Alejandra Beltran Torres le parece que esa es la forma adecuada para que adquieran experiencia, pero también tienen que soportar humillaciones, regaños y ofensas. También aprenden a servir de mandaderos para traerle el desayuno, o bien para llevar a su nieta a que ingiera sus “”sagrados alimentos”. Por si eso fuera poco, también está acostumbrada a los regalos, y solamente acepta oro o artículos de marca.

Bien dicen que existen seres que se mimetizan, y es el caso de la Secretaria de Acuerdos de nombre Angelica María Hernández Romero, quien se ha especializado en malos tratos no tan solo a los pasantes, sino al propio personal dl Tribunal Superior de Justicia que ha tenido la mala fortuna de trabajar con ambas mujeres. Lo peor de todo es que también condicionan la carta de Servicio Social a que satisfagan todo lo que ellas mandan. Ojalá el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Rafael Guerra Álvarez, tenga la sensibilidad para realizar una investigación y que observe las injusticias de la impartidora de justicia de nombre Alejandra Beltran Torres.

Al tiempo. Vladimir.galeana@capitalmedia.mx