Liderazgos sindicales bajo la lupa

 

A partir de la nueva reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT), la dinámica laboral en México establece no solo en el papel, sino en la realidad, nuevas formas de interacción entre sindicatos, trabajadores, autoridades y empresas que no se habían vivido durante décadas. En particular podemos adelantar que los líderes sindicales y grupos […]


A partir de la nueva reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT), la dinámica laboral en México establece no solo en el papel, sino en la realidad, nuevas formas de interacción entre sindicatos, trabajadores, autoridades y empresas que no se habían vivido durante décadas. En particular podemos adelantar que los líderes sindicales y grupos de representación que no entiendan muy rápido las nuevas necesidades del entorno, corren el riesgo de desaparecer.

Como sabemos, el 1 de mayo del año pasado se publicó el decreto que reforma alrededor de 500 artículos de la LFT, de los cuales vamos a subrayar aquí las consecuencias de aquellos enfocados a fortalecer la democracia y rendición de cuentas en los sindicatos.

Si bien hay quienes afirman que esta Reforma tiene claros tintes político-electorales al buscar fraccionar las redes de operación de las grandes centrales sindicales que durante sexenios han sido fuente de recursos materiales y humanos para las campañas políticas, la realidad es que uno de los efectos positivos para los trabajadores es el impulso de nuevos liderazgos en las regiones, al tiempo que los actuales se están viendo obligados a cambiar de manera radical su relación con aquellos a quienes representan.

Sí, aunque parezca insólito, las dirigencias vitalicias desaparecerán y los líderes sindicales serán electos “por voto libre, personal, directo y secreto de los agremiados”, al igual que la ratificación de los Contratos Colectivos de Trabajo.

Durante estos meses ya se han llevado a cabo varios procesos en industrias de diversa índole, con líderes sindicales muy diferentes entre sí y con opositores que pueden ser más o menos radicales, pero con algunas constantes en todos: a) los trabajadores están descubriendo que tienen más poder del que pensaban; b) los líderes ya no pueden negociar “en lo oscurito” con un pequeño grupo de representantes y olvidarse de las bases; c) las empresas tienen que abstenerse de intervenir en asuntos sindicales; d) las batallas no solo se libran en las plantas y en la calle, también en los espacios mediáticos y hoy sobre todo, en las Redes Sociales; y e) nadie sabe al cien por ciento qué y cómo se va a desenvolver el voto de un trabajador en el momento mismo de estar frente a una “boleta laboral” por primera vez.

Esta nueva realidad sin duda pone nerviosos a varios: empresarios que quieren mayor estabilidad y menos conflictos laborales internos; viejos líderes acostumbrados a no rendirle cuentas a nadie; autoridades en transición que todavía no tienen la experiencia para dirigir los procesos y asesores laborales que no tienen claras las reglas, los tiempos y los procesos en los momentos clave.

Pero también abre nuevas posibilidades de mejoramiento de un entorno sindical que por décadas se negó a cambiar, a modernizarse, a profesionalizarse, a rendir cuentas y trabajar por quienes realmente lo necesitan, con líderes conscientes de los grandes retos económicos y sociales que atraviesa el País.  Sin duda los retos de aplicación son grandes, pero las posibilidades de mejora en este sector, lo son más.

 

 

Por: Mtro. Juan Carlos Zepeda*

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* Maestro en Historia del Pensamiento y

Socio Director de FWD Consultores