Los destapes de Chucho

 

Jesús Zambrano ya sembró la posibilidad de tener un candidato presidencial rumbo a 2024 que, en su momento, se ajustará a los métodos de selección que la Alianza Va por México elija para competirle a las llamadas corcholatas de Morena.


Dobleces |

Israel Mendoza Pérez

Con timidez, el Partido de la Revolución Democrática, ya comenzó a barajar nombres para tener con qué jugarle la candidatura presidencial al PRI y PAN. Jesús Zambrano, dirigente perredista, destapó a tres posibles personajes para entrar en negociación y evitar solo ser el partido satélite de 2024.

Aún así, y con la debilitada estructura en la que se encuentra el PRD, los destapados de Zambrano Grijalba son: el senador Miguel Ángel Mancera, el exgobernador Silvano Aureoles y el exministro José Ramón Cossío.

Miguel Ángel Mancera se ha convertido en la burla de la dirigencia nacional del PRD. Coordina una microbancada y su presencia política en el Senado está desaparecida y en el partido no es un personaje de peso. Su fuerza en la ciudad se esfumó. Sería el ideal para ser mangoneado por los Chuchos. Pero no para responder a una gran alianza político-social.

Silvano Aureoles tiene mayor ascendencia dentro del PRD, la gubernatura en Michoacán fue, en su momento, de contrapeso. Se convirtió en un opositor visible a la cuatroté desde que pidió la audiencia en Palacio Nacional para dar a conocer los nexos de morenistas y el crimen organizado. Su trabajo en el PRD es indiscutible y lo convierte en el candidato natural y con altas posibilidades.

En tanto, el exministro José Ramón Cossío tiene construida una imagen liberal cuando trabajó en la Corte. Es un crítico abierto de la cuatroté. Sin embargo, le falta un trabajo político y la construcción de una candidatura se trabaja con mayor presencia política y mediática. Si bien es un personaje con una carrera sólida, le falta el contacto que da la política y los cargos populares. Además, no se le ve cercano al PRD, aunque Zambrano lo quiera adoptar.

Sin mayores datos, Jesús Zambrano ya sembró la posibilidad de tener un candidato presidencial rumbo a 2024 que, en su momento, se ajustará a los métodos de selección que la Alianza Va por México elija para competirle a las llamadas corcholatas de Morena.

Zambrano es el dirigente que tiene el ínfimo poder del PRD. Le toca negociar con PRI y PAN un lugar para concretar una candidatura común. Aun así, se ve lejano que el abanderado presidencial salga de las filas del PRD. Zambrano es la mayor expresión del pragmatismo de izquierda y eso lo utiliza en la negociación y los dividendos que obtenga.

Por el momento, ninguno de los tres aludidos por el dirigente nacional levanta la mano y se enfila a crear una precandidatura. El punto de inflexión es que el perredismo nació y fue dirigido por figuras que asumieron el rol de caudillos y las tribus se encargaron de administrar cotos de poder, curules, escaños y la burocracia partidista.

En sus más de tres décadas de existencia, el PRD solo ha tenido dos candidatos a la Presidencia de la República emanados de sus filas. Mismos que lo fundaron y dirigieron. En 2018, el candidato Ricardo Anaya portó las siglas del perredismo sin ser del partido.

Los dirigente perredistas no saben lo que es tener un candidato presidencial elegido por las bases y con crecimiento de la mano del partido del sol azteca. Durante años, la dependencia de pesos completos para una candidatura presidencial debilitó las estructura y l a formación de cuadros. En estos años, el PRD tampoco construyó líderes, los Chuchos siguieron en la misma tesitura. Ejercer un poder pragmático. Y ahora, al parecer Zambrano solo blofea.

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