Mover la economía

Economía Foto: Internet
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Aún así sin una política económica que se aplique de manera correcta, de poco sirven los apretones de cinturón de ciertos sectores cuando a su alrededor hay una atomización de precios en productos que doblegan cualquier pacto por evitar un desbordamiento en los precios.


Dobleces |

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Aunque la inflación se desaceleró en esta primera quincena, al ubicarse en 7.65%, los daños a los bolsillos de las personas ya está hecho. Los productos y sobre todo la transportación es lo que se convirtió en un golpeteo constante a distintos sectores.

Por supuesto que el suministro de alimentos de la canasta básica, enseres domésticos y artículos para la producción industrial se encuentra en manos de las transportistas del país, empresas que pese a ponerse la camiseta para mantenerse en marcha ante una pandemia de talla mundial, han visto en aumento sus gastos, al tiempo que quedan desprovistas de los elementos fiscales que les permitían reducir costos, situación que terminaría por reventar en los bolsillos de los mexicanos.

A pesar del ligero descenso registrado en últimas fechas, la inflación prevalece por encima del 7%, en tanto, se esperan mayores reducciones con la activación del Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic); sin embargo, la resolución se antoja lejana si persisten los incrementos para las encargadas de la movilidad de mercancías.

El recorrido por las afectaciones debe comenzar con el precio por litro de diésel registrado en marzo pasado, pues llegó a 19.65 pesos de acuerdo con la Comisión Reguladora de Energía, de Leopoldo Jiménez Melchi, por lo que las firmas del rubro tuvieron alzas de 70% si se consideran los 11.55 pesos que pagaban a inicios de 2021.

Así, un nuevo embate se les ha presentado en esta materia con el subsidio de 100% al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se aplicó a los combustibles, por lo que ya no pueden realizar las deducciones pertinentes.

Pero como se percibe de inicio los incentivos se les escapan de las manos, basta observar el estímulo carretero, pues aunque en gestiones previas se permitía descontar el 50% del gasto generado, dos años atrás se puso como candado 300 millones de pesos, para finalmente quedar borrado en 2021.

En el retrovisor también ha quedado otra de las ayudas, aunque en cuanto a facilidades administrativas, pues la comprobación de gastos que antes era ilimitada se ha acotado a un millón de pesos; además, en últimas fechas se sumó el impedimento para que las actividades que no son objeto de IVA se conviertan en IVA acreditable.

El camino cuesta arriba es cada vez más difícil de escalar, sobre todo al recordar que los combustibles representan más del 30% de los costos directos para las transportistas, además que en el primer bimestre del año los peajes incrementaron 7.3%, y que los tractos se han encarecido hasta 34% por la ausencia de insumos para dejar listas las unidades.

Aún así sin una política económica que se aplique de manera correcta, de poco sirven los apretones de cinturón de ciertos sectores cuando a su alrededor hay una atomización de precios en productos que doblegan cualquier pacto por evitar un desbordamiento en los precios.

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