Pablo en dos pistas

Pablo Gómez UIF
 

Pablo Gómez cambia en su estilo político o terminará por convertir a la UIF en un arma persecutoria.


Dobleces |

Por: Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Con la ratificación bajo el brazo como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Pablo Gómez debe actuar en dos pistas sobre el manejo de la dependencia ya que tiene en su contra un pasado político muy marcado y nula experiencia técnica financiera y de lucha antilavado. Además de darle continuidad al proyecto iniciado en 2018 por Santiago Nieto Castillo y limar asperezas con el fiscal Alejandro Gertz Manero.

Su ratificación lleva un tache por parte de la oposición ya que lo ven como un personaje que trae una línea de trabajo política, y con ello se corre el riesgo de debilitar a la institución encargada de erradicar la corrupción. Lo que tiene enfrente Pablo Gómez es impulsar reformas a la ley para la prevención de lavado del dinero concluir investigaciones pendientes y llevar a cabo investigaciones con estándares internacionales.

La continuidad al proyecto de la cuatroté iniciado por Santiago Nieto es otro de los retos de Pablo Gómez, en cuanto al combate frontal a la corrupción y a las estrategias ya adoptadas, que incluso son provistas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Además de que debe estrechar su relación con la Fiscalía General de la República para sacar adelante las investigaciones de casos de corrupción.

Y es que lo que le hace falta a la UIF es dar un verdadero “campanazo”. Es decir, ver traducida toda esa inteligencia financiera en sanciones, decomisos, en medidas tangibles y palpables y no sólo quedarse en lo cosmético de las acusaciones y de las persecuciones mediáticas.

Por ello es que Pablo Gómez debe concretar el proyecto “caza corrupción” a través de un trabajo técnico muy elevado para generar efectivamente inteligencia financiera y, por otro lado, que pueda ser un articulador efectivo de todo el resto de las oficinas e instancias que integran el régimen nacional de prevención de lavado de dinero. Este punto es crucial ya que si Gómez Álvarez actúa bajo consigna habrá perdido la oportunidad de figurar como un personaje relevante que le “aligera la carga” al Presidente.

Y el segundo punto es consolidar una buena colaboración, eficiente y eficaz de la UIF y la FGR porque urge exhibir casos de lavado de dinero que sean sancionados. De armar una buena mancuerna con la FGR podría devenir en la aplicación de sanciones y sentencias por actos de lavado de dinero y para ello Gómez Álvarez debe quitarse el protagonismo político.

La tentación del poder para Pablo Gómez es enorme. Está en las grandes ligas en el ocaso de su carrera política. Tiene que ser leal a la cuatroté y evitar que la UIF se convierta en el instrumento de persecución y ajuste de cuentas. No deben mezclarse los criterios electorales, los compromisos personales o la agenda gubernamental.

A final de cuentas lo que comenzaba anotarse en la agenda es que la UIF comenzaba a mutarse en un instrumento de persecución de adversarios, de intimidación a empresarios y de acoso a críticos. Pablo Gómez cambia en su estilo político o terminará por convertir a la UIF en un arma persecutoria.