¿Para qué esperar? (Due)

¿Para qué esperar? (Due)
 

Por desgracia se trata de una condición humana muy “normal”, pues nos hemos acostumbrado a defender nuestro pedacito de “selva”, espacio sólo prestado para el desarrollo de una actividad, pero que con el tiempo llega a ser tan de nuestra propiedad.


El Pico del Pollo |

 Por: Alfredo Albíter Sánchez

En la entrega anterior platicamos sobre los relevos municipales e hicimos énfasis en la Dirección de Seguridad Pública o Comisaría, según la modalidad que guste a quien dirige los destinos del equipo.

“Efectivamente nos referimos al tema de las policías. Áreas en donde en la mayoría de las ocasiones lo menos relevante es quien llega a la titularidad, pues quienes terminan por desarrollar los programas de trabajo son a quienes se ubica en los mandos medios.

Así es, elementos que llevan en la dependencia -corporación es un nombre más común- tiempo, años me refiero a eso, y por lo mismo tienen influencia entre la tropa y entre sus pares”.

Este es un dique muy complicado de pasar, pues los “amarres” hechos a través del tiempo, también han creado lazos que sólo se diluyen con el inminente momento de escoger la izquierda o derecha, el bien o el mal, el compañero o uno. Y como es muy común escuchar; “de que lloren en mi casa a que lloren en la de él, pues mejor en la de él”.

Así se rompen las lealtades construidas. Este emplumado ha platicado sobre el tema con personas que no han tenido contacto con la policía más que el mínimo en las calles y la expresión es de, no puedo creer lo que me dices, cómo la lealtad puede ser tan corta o débil. Pues sí lo es, pero para entender habrá que vivirlo y obviamente eso significa mucho más que darse de alta en la corporación. En fin, ya le entraremos a ese tema.

Decía entonces, el cumplimiento de metas deberá pasar forzosamente por las “ganas” que le pongan aquellos cuya antigüedad data de cinco años o más. Si no lesionan sus intereses -cualquiera que pueda ser- el programa funcionará como relojito. Pero en el momento que rebase los límites y afecte intereses o zonas de confort, entonces habrá llegado el momento de ajustar.

Con intereses no me refiero solamente al tema de los “entres”, pues la afectación puede ser hasta en cambio de adscripción, horarios, región o de personal.

Por desgracia se trata de una condición humana muy “normal”, pues nos hemos acostumbrado a defender nuestro pedacito de “selva”, espacio sólo prestado para el desarrollo de una actividad, pero que con el tiempo llega a ser tan de nuestra propiedad.

La rabadilla del Pollo

Pollos en el tejado me dicen que a una semana del inicio de clases, en el sector papelero no ven que avance el tema de ventas como se tenía previsto o al menos esperaban…

Por supuesto que existe preocupación, pero también se tiene conciencia de lo complicado que resultará para algunos padres de familia la adquisición de útiles escolares de un “jalón” y más si se tienen varios hijos…

Por hoy, cierro pico. Shalom.

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