Un país en contínuo debate

El estado social propuesto por el presidente puede crear un punto de partida homogéneo que nos permita mejorar la calidad de vida.
Carlos Herrero Publicado el
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Por: Carlos Herrero

Cuando una sociedad tiene más preguntas que respuestas, puede ser que dicha sociedad no avance con la claridad política y económica que se requieren.

Los países que más han evolucionado en las últimas décadas son aquellos que parten de acuerdos básicos aceptados por la mayoría.

La democracia verdadera, un sistema que se debe replantear continuamente, se caracteriza por lo cualitativo más que por lo cuantitativo.

Las urnas, los porcentajes, las cantidades conforman una herramienta que permite que los valores democráticos estén al servicio de los ciudadanos. Son vehículos de algo significativamente más importante.

En el campo social hemos logrado la relevancia de todas las minorías, que aunque el solo concepto está fuera de lugar por la dignidad de cada ser humano independientemente del grupo al que pertenece, han logrado por la conciencia de grupo mejoras fundamentales en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, en la arena política el peso cuantitativo de las urnas y votos sigue definiendo en Mexico decisiones estratégicas. 

Somos considerados por el G20 como un invitado importante. Vamos a presidir durante un año el consejo de seguridad de la ONU. Los inversionistas extranjeros nos siguen viendo cómo el mejor país para invertir. A los ojos del mundo nuestra identificación como país de futuro salta con evidencia.

Y luego pasamos inevitablemente al día a día del mexicano real. Al que voltea para ver si lo están siguiendo para robarle. El que no puede acudir a un restaurante o a un banco con tranquilidad. Al que se encuentra entre los más de 30 millones de pobres con los que convivimos. 

El estado social propuesto por el presidente puede crear un punto de partida homogéneo que nos permita mejorar la calidad de vida. Los planes de creación de empleo siempre aportarán beneficios. Pero solo se puede repartir, con justicia equitativa, lo que existe. Biden ha propuesto y la Cámara de Representantes ha apoyado un presupuesto social de 1.75 billones de dólares. Carece de grandes propuestas, pero aliviará la incertidumbre y los agobios surgidos de la pandemia.

Estados Unidos puede asumir esta inversión social porque sigue siendo la primera economía del mundo, porque genera riqueza y porque sus empresas están entre las más poderosas del planeta. Hipotecará sin duda la economía norteamericana pero con un valor de presente y futuro sostenibles.

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