Trabajo sexual, sin garantías en CDMX

 

Ley Federal impide su reconocimiento jurídico


Aunque el trabajo sexual sea reconocido en la CDMX, ni el Gobierno capitalino ni la Asamblea Legislativa podrán garantizar “empleo digno o decente” a las personas que ejercen esta actividad, aun cuando la Constituyente lo plasme en la Constitución como trabajo legítimo y legal.

Esto, a partir de los artículos segundo y tercero de la Ley Federal del Trabajo, replicados en la ley laboral capitalina, que los cuales marcan lo que debería ser el trabajo digno o decente.

En ambos artículos se establece que no debe haber discriminación de ningún tipo y precisa que se tiene que generar capacitación, adiestramiento y contar con un lugar seguro para desempeñar sus labores.

Lo que según el diputado Juan Gabriel Corchado no se puede garantizar, como tampoco se puede un salario digno y suficiente.

En entrevista con CAPITALMEDIA se refirió a la seguridad en los espacios de trabajo porque “es ahí donde se complica, pues tendríamos dar permiso para reabrir los espacios donde se pueda ejercer con ‘dignidad’ el trabajo sexual”.

Esto, explicó el aliancista, llevaría al Congreso local que se elija en 2018 a expedir permisos de establecimientos dedicados a esto.

Lo que, dijo, “de hecho no es un delito, el delito de acuerdo con el Código Penal para el Distrito Federal es la trata de personas”.

Si hablamos de estos espacios, dijo, sería reabrir establecimientos que hoy por hoy son clandestinos, como los table dance, los cabarets disfrazados de restaurantes o bares o incluso reabrir las casas de citas.

Indicó que tendría que regularse de alguna forma el “comercio sexual” ofertado en periódicos, revistas y, lo nuevo, en Internet.

Sobre otorgar un salario digno a quienes lo ejerzan también sería, dijo, un tema de discusión porque actualmente hay en la lista de Salarios Mínimos Profesionales diversas actividades donde se tendría que incluir este trabajo.

La otra cara

En tanto, quienes se dedican a esto denuncian maltratos y discriminación, toda vez que cuando la mayoría de la gente escucha “trabajadora sexual”, son relacionadas con prostitución, cuando en realidad son cosas distintas.

“Esmeralda” es una joven que desde hace cinco años ejerce el trabajo sexual. Su labor sólo consiste en bailar y servir alimentos y bebidas a clientes en un restaurante de la colonia Guerrero, pero por sus voluminosas medidas, los hombres creen que ejerce la prostitución, situación que la incomoda mucho.

“No porque me vean así significa que quiero tener relaciones sexuales. Trabajo para mantener a mis padres y dos hijos; soy madre soltera y los cuatro dependen de mí, pero ejercer la prostitución, jamás”, relata para CAPITALMEDIA con su nombre de “batalla”.

Otro caso es “Lesly”, quien ejerce la prostitución por cuenta propia, sin “un padrote que me robe mis ganancias”, comenta al revelar que es prostituta desde hace ocho años.

“Cobro por mis servicios y no le robo a nadie y mucho menos hago daño a las personas. De algo tengo que vivir y si tengo que enseñar, pues lo aprovecho, que mi dinero me costó”, dice entre penumbras.

La problemática de las trabajadoras sexuales y la prostitución desencadena una serie de situaciones en lugares como la CDMX donde se mueve la violencia, el maltrato y la falta de respeto.

En ella, entre las voces en contra se destaca que con su legalización se daría cabida a la explotación y la trata de personas, mientras que otros actores defienden que los capitalinos tienen derecho a ejercerlo con libertad.