La historia de Catalina Creel, la madre de las villanas

 

El personaje fue el antagónico de la telenovela Cuna de Lobos


El personaje de Catalina Creel pasó a la historia de la televisión mexicana como la villana más emblemática de la pantalla chica y por ser el primer antagónico que le robo cámara a sus protagonistas, y, sobre todo el cariño del público. Nació de la inspiración de un personaje que Bette Davis, ‘la señora Taggart’, mismo que interpretó en la cinta El aniversario.

Gracias a la telenovela Cuna de Lobos, que marcó un antes y un después en la forma de hacer melodramas, Catalina Creel es considerada como una de las mejores caracterizaciones de todos los tiempos. Su parche en el ojo y su peculiar peinado fueron su distintivo, y la convirtieron en una de las más temidas y macabras del género.

Cuna de Lobos fue un thriller que se centró en los asesinatos de una mujer de alta sociedad, Catalina Creel (interpretada por María Rubio), que con tal de no perder el poder y perpetuar su legado era capaz de eliminar sin piedad a quien se le pusiera enfrente.

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En la trama, Catalina usaba un parche para tapar el hueco del ojo, que supuestamente había perdido por culpa de su hijastro José Carlos (interpretado por Gonzalo Vega) cuando este jugaba con un trompo. Para recordarle el terrible suceso, Catalina mandó a disecar y a encerar el ojo para guardarlo como recuerdo, sin embargo, todo era parte de un ardid de manipulación pues nunca quedó tuerta.

El principal motivo de esta malévola idea era desarmar emocionalmente a su hijastro para que su hijo de biológico, Alejandro (Alejandro Camacho) se quedara con la fortuna y los negocios de la familia.

Para lograr su objetivo, Catalina envenenó a su esposo, pero todo se complicó con el regreso del primogénito de su marido, que con ayuda de otros empezó a darse cuenta que su madrastra no era lo que pretendía aparentar.

Cada vez que José Carlos se acercaba a la verdad, Catalina se encargaba de borrar del mapa a sus posibles delatores, para evitar ser descubierta usaba una peluca rubia, una gabardina negra y unos lentes oscuros que combinaba con unos guantes de piel del mismo tono.

¿Quién se iba a imaginar que una mujer de clase alta sería la autora intelectual de tan fríos y calculados crímenes?

Su inteligencia y su astucia para salir bien librada de sus fechorías lejos de ganarse el odio de los televidentes se ganó su cariño y admiración, lo que le valió ser la madre de todas las villanas, hasta el punto de que pintaron bardas con la leyenda ‘Catalina para Presidente’.

AG